David Atienza
El período vacacional ha llegado a su fin. Cada uno lo ha disfrutado como ha podido pero seguro que sin haber perdido contacto con el deporte, debido a las Olimpiadas y Paraolimpiadas celebradas en Londres. En las primeras (del 25 de julio al 12 de agosto) el medallero español alcanzó las 17, número que superaron con creces los paralímpicos que llegaron a las 42.
A este hecho contribuyeron, entre otros, los integrantes de la selección española de fútbol sala para ciegos, Álvaro González y Raúl Díaz (porteros); Adolfo Acosta y Javier Muñoz (cierres); Marcelo Rosado, Alfredo Cuadrado y Antonio Jesús Martín Gaitán (alas), y José López, José Luis Giera y Jousef el Haddaoui (pívots), dirigidos por Pablo Salazar. Lo hicieron con una medalla de bronce ante la todopoderosa Argentina, a la que vencieron por 1 a 0 tras concluir los 50 minutos reglamentarios con un empate sin goles, siendo los principales artífices el meta Álvaro González, que detuvo dos penaltis- y el malagueño “Niño” Gaitán, autor del gol.
En un deporte cuya práctica exige un gran nivel de técnica y control del balón (recepción, control, pase, regate, conducción, orientación) y de dominio espacial y corporal, la selección de “fútbol a 5” acumula a sus espaldas un importante palmarés. Así, se ha subido al podio en siete de las ocho ocasiones que se ha celebrado el campeonato europeo (seis veces campeona de Europa y una subcampeona) y ha sumado dos platas y dos bronces en los cinco campeonatos del mundo disputados. De hecho actualmente es subcampeona tanto de Europa como del Mundo. Por último hay que reseñar la medalla de bronce en los Juegos de Atenas 2004, año en el que esta modalidad deportiva se incorporó al programa deportivo paralímpico.
El fútbol para ciegos
En primer lugar hay que decir que existen dos categorías en función del grado de ceguera que distingue la International Blind Sports Federation (IBSA). Por un lado está la competición B1 o de ciegos totales, cuyos participantes no perciben la luz por ningún ojo, o si la perciben, no logran reconocer la forma de la mano a cualquier distancia y en cualquier posición. La otra incluye a los catalogados como B2 y B3, los deficientes visuales, y su categoría no requiere apenas adaptaciones salvo mantener la misma iluminación durante todo el partido y que el esférico sea de un color llamativo.
Sin embargo en los logros señalados anteriormente sólo pudieron participar jugadores con un nivel B1, donde las adaptaciones son más rigurosas, siendo las principales las que a continuación se detallan.
Adaptaciones
El campo. Tiene las mismas dimensiones que el fútbol sala para videntes aunque el punto de doble penalti está ligeramente adelantado hasta los 8 metros. Además se juega siempre al aire libre para evitar los problemas de resonancia y favorecer así la escucha a los jugadores.
Las líneas de banda están limitadas por vallas que además de ayudar a la orientación de los jugadores evitan a su vez que se produzcan constantes saques de banda, con lo que el ritmo de juego es fluido. Sólo se pita saque de banda si el balón abandona la superficie de juego por encima de las vallas.
Dentro del área penal existe un área de portero de 5×2 metros fuera de la cual éste no puede tocar el balón.
El balón. Es la principal adaptación. Por fuera es igual que el del fútbol sala para videntes, pero dentro lleva unos cascabeles que permiten escuchar dónde está el balón desde cualquier parte del campo.
La indumentaria. Como excepción, las espinilleras son obligatorias. Además deben portar una cinta protectora que se coloca alrededor de la cabeza para evitar lesiones en caso de choques y un antifaz de tela de toalla que absorbe el sudor y, de paso, asegura una verdadera igualdad en lo que a términos deportivos se refiere (gran diversidad de patologías y distintos grados de percepción lumínica). Debajo de dicho antifaz es obligatorio llevar también un parche ocular.
El guía. Los guías, valga la redundancia, deben sólo guiar, nunca decir lo que debe hacer, y nunca perjudicar la actuación de los jugadores. Informan a sus jugadores acerca de su situación, la del balón, la de los compañeros y adversarios… Esta función, dependiendo de dónde se encuentre el balón, la pueden realizar tres personas diferentes. El portero será el guía cuando el esférico se encuentre en el primer tercio (defensivo) en el que se divide el campo. En el segundo tercio (medio) la facultad recaerá sobre el entrenador. Y finalmente, en la última división (tercio ofensivo), será un integrante del cuerpo técnico situado detrás de la portería rival, en el centro de la misma. Los tercios aparecen divididos por dos líneas blancas dibujadas sobre las vallas laterales.
La megafonía. La megafonía es un elemento novedoso y curioso pero vital a la hora de agilizar el juego y favorecer la información a los jugadores. Se sitúa cerca de la mesa de control y transmite, con el juego detenido, de todas las incidencias: faltas, sustituciones, tiempos muertos… y demás situaciones que se den durante el desarrollo del partido, además de recordar al público que debe mantener silencio para que los jugadores escuchen el balón.
El juego. Un partido consta de dos períodos de 25 minutos de juego real, con un descanso de 10 minutos.
Sustituciones. deben realizarse por el centro, si hay una puerta central destinada para ello, y en su defecto por las líneas de fondo, por las esquinas.
Faltas. Son idénticas a las del fútbol sala para videntes aunque hay dos introducciones curiosas. La primera reside en que cualquier jugador que vaya a disputar un balón debe decir en alto y de forma clara la palabra “voy”. La otra reside en apoyarse de manera clara en las vallas laterales.
Los equipos. Estarán formados por 5 jugadores, de los cuales 4 deben ser ciegos totales y sólo el portero puede ser vidente o deficiente visual (B1 o B2).
Estas son algunas de las modificaciones más significativas y que más llaman la atención a primera vista. Sin embargo, aún hay algunas normas que se diferencian respecto al fútbol para videntes. Es por ello que aquél al que le pique la curiosidad y quiera conocer un poco más a fondo este deporte puede acudir a la página web de la Federación Española de Deportes para Ciegos (FEDC) y a la de la IBSA.
Vestuario Pilar Quijadael