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Las arañas que piensan “en verde” cazan mejor

Pilar Quijadael

Las arañas saltadoras no construyen telas como muchas de sus congéneres, pero a cambio tienen una excelente visión y pueden saltar hasta ocho veces la longitud de su cuerpo. Uniendo ambas cualidades, cazan al acecho: se aproximan con movimientos pausados a sus víctimas y luego caen sobre ellas de un certero salto. De su éxito evolutivo dan fe las más de 5.000 especies que integran esta curiosa familia. Un equipo de investigadores japoneses acaba de descubrir el secreto de su excepcional puntería a la hora de cazar. Y no es otro, paradójicamente, que desenfocar las imágenes de sus presas “para verlas mejor”. Un hallazgo que podría utilizarse en visión artificial.

Foto:Ajay Narendra

La mayoría de los animales, incluyendo nuestra especie, se sirven de la visión estereoscópica para percibir la profundidad y ver así el mundo en “3D”, en lugar de en dos dimensiones, como si fuera una foto. Gracias a nuestra visión binocular podemos estimar la distancia a los objetos y afinar nuestra puntería. Incluso los animales que tienen una visión monocular se las ingenian para estimar la distancia a sus presas. Los que tienen un ojo a cada lado de la cabeza, como los camaleones -y otros vertebrados-, en ausencia de visión binocular, modifican el grosor del cristalino para calcular la profundidad (acomodación) y saber cuánto tienen que estirar la lengua para atrapar su comida.

Otra técnica utilizada por muchos insectos consiste en mover la cabeza a un lado y otro para calcular la distancia en función de la velocidad del movimiento de la imágenes en la retina (paralaje del movimiento). En realidad nosotros utilizamos en cierta medida las tres técnicas, aunque predomina la visión estereoscópica.

Enfoque novedoso

Sin embargo, las arañas saltadoras no utilizan ninguna de las técnicas mencionadas antes (visión estereoscópica, acomodación o paralaje de movimiento) sino otra novedosa y más rara para localizar la posición exacta de sus presas, como acaba de demostrar un equipo de investigadores japoneses liderados por Takashi Nagata, de la Universidad de Osaka. Su trabajo aparece publicado en “Science“.

La mayoría de las arañas tienen una pésima visión, que sólo les permite distinguir los objetos en movimiento, aunque no su forma, y eso a pesar de que pueden tener hasta cuatro pares de ojos. Las tejedoras necesitan desplegar sus telarañas para compensar su torpeza visual y poder capturar a sus presas. Pero las arañas saltadoras tienen cuatro de sus ojos orientados frontalmente, dos de ellos de mayor tamaño que los demás. Gracias a ese par frontal, denominado primario, pueden calcular con gran exactitud la distancia antes de abalanzarse sobre su blanco. Y el secreto de la excelente puntería en su salto está en la retina de sus grandes ojos primarios.

A diferencia de la nuestra, la retina de las arañas saltadoras tiene cuatro capas de células dotorreceptoras, especializadas en detectar la luz. Las dos capas más profundas tienen fotorreceptores para la luz verde, aunque por efecto de la aberración cromática que se produce cuando la luz atraviesa el cristalino, sólo la primera capa puede enfocar bien en la longitud de onda de ese color y formar una imagen nítida. Sin embargo, de la segunda capa de fotorreceptores se obtiene una imagen borrosa.

Lo que para nosotros sería un defecto que nos llevaría a visitar al oculista, las arañas saltadoras lo han convertido en una virtud. Al parecer, la diferencia entre las imágenes borrosas y las nítidas las permite calcular con extraordinaria precisión la distancia a sus víctimas. Y es que cuanto más desenfocado esté el objeto, más lejos saben que se encuentra.  

Detalle de los ojos principales (más grandes) de una araña saltadora. Foto: Science

Para comprobar que esta hipótesis de las imágenes desenfocadas como método para medir la profundidad es correcta, los científicos japoneses liderados por Nagata iluminaron a las arañas sólo con luz roja. Y como era desperar, en ausencia de luz verde, erraron el salto, porque no se formaba ninguna imagen desenfocada y se quedaban cortas en sus cálculos. Sin embargo, con luz verde, igual que con la luz blanca -compuesta por todas las longitudes de onda- los saltos eran de nuevo certeros. Al parecer, “pensar en verde” ayuda a las arañas saltadoras a “desenfocar” a sus víctimas para cazarlas mejor.

 Aún se desconoce el mecanismo cerebral implicado en la integración de ambas imágenes, la enfocada y la desenfocada, y habrá que seguir investigando. Aunque este trabajo ayudará a comprender como funciona uno de nuestros sentidos más importantes: la vista. De momento la estructura de los ojos primarios de las arañas saltadoras pueden servir de pista para el progreso de la visión artificial, que podrían devolver la vista a las personas que la han perdido.

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