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Los murciélagos se boicotean para lograr las mejores presas

Nickolay Hristov Dos murciélagos mexicanos de cola libre compiten por las presas por medio interferencia en el sonar de los demás. Se muestra una representación visual de la llamada de interferencia.
Pilar Quijadael

En sus incursiones nocturnas, los murciélagos mexicanos de cola libre que van a la caza de insectos compiten nada menos que con un millón de compañeros hambrientos. Un estudio publicado en la revista Science muestra que estos murciélagos mexicanos boicotean el sonar de los competidores con interferencias para obtener una ventaja a la hora de la cena.

Los murciélagos utilizan la ecolocalización o sonar biológico, para encontrar y rastrear a sus presas en completa oscuridad. Cuando un murciélago oye a un competidor que va a cazar, emiten una llamada de interferencia para evitar que su competidor se anote la captura. Los murciélagos a menudo se enzarzan en una guerra de interferencias hasta que uno de ellos se da por vencido.

“Este es el primer estudio que muestra que los murciélagos se interfieren activamente la ecolocalización sus congéneres, y aumenta el número de funciones conocidas del sónar de los murciélagos: la ecolocalización, la comunicación, y la interferencia acústica”, explica Aaron Corcoran, de la Universidad de Maryland

Para demostrar la existencia de estas interferencias, los biólogos tuvieron que descartar otras posibles funciones de la llamada, por ejemplo, que los murciélagos estaban simplemente comunicándose entre sí.

La investigación se realizó en la Estación de Investigación del sudoeste de Arizona y en el estacionamiento de la escuela secundaria en Animas, Nuevo México. Los biólogos registraron las competiciones entre los murciélagos con cámaras muy sensibles y una ser especial de micrófonos ultrasónicos que les permitieron reconstruir las trayectorias de vuelo de los murciélagos a partir delos sonidos emitidos. Los investigadores vieron que los murciélagos casi siempre pierden sus presas cuando otro murciélago lanza sus gritos de interferencia.

En un segundo experimento, los investigadores atrajeron a murciélagos silvestres para que trataran de capturar polillas suspendidas de un hilo de pescar ultradelgado mientras emitían diferentes ultrasonidos en un altavoz. La llamada de interferencia sólo provocaron que los murciélagos perdieran la presa cuando se emitía en el momento y la frecuencia correcta.

Esta guerra de interferencias del sonar sólo se ha observado en los murciélagos mexicanos de cola libre, señala Conner. “No se sabe si otras especies de murciélagos -u otros animales como los delfines, que también usan la ecolocación – emplean la misma táctica.”

“Esta investigación cambia nuestra comprensión de las posibles formas en que los animales compiten entre sí por la comida, que es una de las necesidades biológicas más básicas”, concluyó Corcoran.

El murciélago mexicano de cola libre (Tadarida brasiliensis) puede vivir hasta 18 años. Elige para instalarse las cuevas, pero también tiene predilección por las escuelas de Utah, que se encuentran en su ruta de migración. Su afán “educativo” se pueden convertir en un problema anual cuando una escuela es elegida como su sitio de descanso favorito. Las infestaciones de murciélagos de cola libre suelen ser de corta duración (unas semanas). Sin embargo, durante ese tiempo, los murciélagos pueden causar estrés a los alumnos, y en casos raros pueden ser transmisores de enfermedades.

Dos murciélagos mexicanos de cola libre compiten por las presas por medio interferencia en el sonar de los demás. Se muestra una representación visual de la llamada de interferencia.

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