Siempre hay alguien que nos la intenta colar. Y lo peor es que algunos lo consiguen. Especialmente si te llamas Hedi o Miuccia y te apellidas Slimane o Prada. Más que una crÃtica, es una constatación con un punto de envidia sana.
Los estilismos de dos de los desfiles que vimos en ParÃs esta semana se podÃan definir como un «mix and match» pero que no hacÃan «match»… en resumen «mix and no match» o «mezcla pero no combina», dicho en inglés rudimentario (lo correcto serÃa más bien «mix and clash»).
Me gusta pensar que las mezclas eclécticas de cada look están ultra estudiadas, que la estilista de Slimane combinó a conciencia esa camisa de estampado de leopardo con una falda de cuero texturizada, cazadora verde de piel, sombrero de fieltro rojo y sandalias de plataforma doradas. O que Miuccia estuvo varias horas debatiendo con su equipo si el estampado foral en tonos pastel cazaba con el estampado escocés XXL y si lo de añadir un maxi-cinturón rosa con detalles dorados no serÃa demasiado. Me gusta pensarlo por mi salud mental. De no ser asÃ, serÃa una gran tomadura de pelo.
Las buenas noticias son que podemos ponernos cualquier cosa encima con la excusa de que estamos explorando la tendencia del «no combinar nada con nada». Pensad en lo fácil que va a resultar el vestirse a oscuras por la mañana, elegir un conjunto para una boda o el hacer la maleta. Esta vez sà podremos decir «me puse lo primero que encontré» sin que sea mentira. El «effortless chic» (estilosa sin esforzarse) cobra nuevo sentido. Pero quizás, en algunos casos, sin el «chic».
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