Vaya por delante que soy fan de Mercedes Milá. Tanto que no me importa que practique mobbing en el plató de Gran Hermano, que riña a Arturo a cada momento (el inseminador despatarrado de Irún), que cante las cuarenta a Nagore (cuando la acusica de Indhira se chivó a la señorita de que la había llamado zorra) o que sea partidista y lo niegue (el otro día le dijo a Iván que tenía debilidad por él cuando el año pasado negaba hecha una hidra que lo prefiriese). O que haga lo que le salga del bolo (leer su blog es fascinante, en la última entrada contaba que iba por el monte, llegó una mujer a caballo y tiró el cigarro que llevaba al verla).
Ayer tocaba día de tetas y corpiño (de Andrés Sardá). Yo no sé dónde las ha tenido guardadas todos estos años (antes de GH). ‘Que Dios te guarde esas tetas’, le dijo la expulsada Tatiana, cuyo vídeo de los coños fue delirante. Tras la gala me cae mejor la rusa. Pidió perdón a Indhira por dedicarle el polvo con Arturo (y la rencorosa de Indhira con sus morritos le soltó que bueno, que ya lo había pagado al ser expulsada). Le pusieron al infeliz de Toscano con toda la mala baba que ha soltado sobre ella. Nagore, que es muy grande, reveló que se quiere hacer platós enfrentándose a Tatiana. ¿Pero quién quiere ver a alguien tan desagradable como Toscano? ¿Alguien además con ese pelo y esa perilla? El caso es que no parece que vaya a haber platós porque Tatiana dijo que lo quería mucho y que seguía ofreciéndole sus células madre. El demonio de Tasmania ruso estaba apaciguado en el plató. Pero sobre todo me cayó bien por ese terrible momento en que se dijo su nombre y tuvo que aguantar a la plomo y sobreactuada de Pilarita, que si somos una familia, que si tal, que si cual, que no había manera de quitársela de encima, que yo no sé qué hace esa señora en la casa. Por supuesto, he encendido todas las velas y varitas de incienso para que gane Ángel y que la semana que viene salga Gerardo. Yo a Saray puedo creérmela pero a Gerardo… Pobre Saray, ya me la veo como en una frase que leí una vez en una demanda de divorcio donde el abogado tuvo el cuajo de escribir de su cliente ‘tan sola, tan gorda, tan abandonada’.
Como no he dicho nada de Muchachada Nui voy a decirlo: Carlos Areces de Aretha Franklin. Creí que me moría de la risa. También con Aníbal Gómez como madre de Whitney Houston. ¿Y ese momento de ‘Tu madre no ha podido venir porque está sujetándose el sombrero en el maizal al atardecer’?. Aunque sólo fuera por la pieza de Whitney, un gran regreso.
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