Rosa Belmonte el 25 may, 2007 Si es que no hacÃa falta verlo, si con las promos, los cachitos y la presencia de Arturo Fernández ya sabÃamos a lo que venÃamos. A troncharnos, claro, con esta hora chanante y chatina llamada Como el perro y el gato. A ver a Chinarro, a Quique Camoiras y a Arturo flagelándose con cartones protectores, haciendo aspavientos o hablando en mexicano (era como cuando el guiñol de Felipe González, manteniendo su acento, hacÃa de Cantinflas). ¿Y cómo demonios se supone que ha pasado el negro a la sala donde están las cintas de las maletas? Eso sÃ, el aeropuerto era de verdad. Igual que otros escenarios. Me temo que este disparate de tÃtulo repetido va a necesitar un tiempo para convertirse en serie de culto porque es para lo único que sirve. Ya lo dice Jordi Costa en Mondo Bulldog, la basura fresca apesta. Dentro de un tiempo podrÃa ser una joya, no digo yo que no. Creo que los directivos de TVE salÃan a decir una cosa y, por dentro, deseaban que la tierra se los tragara. Y encima teniendo enfrente El Internado, que no es gran cosa pero es otra cosa. ¿Pero dónde llevan esos uniformes, además de en las telenovelas? El resultado de audiencia ya se ha visto. Una cosa sà tengo clara: para medio pelo, ninguno. Y otra más, Amparo Baró tiene tantos tics como Arturo Fernández (recuérdese la escena cuando pilla a Marta Torné saliendo de la ducha de Merlo, antes de calmarse). En cualquier caso, a mà plin. Yo los jueves veo Mujeres desesperadas y, sobre todo, Cinco hermanos. Cada vez me gusta más Sally Field, actriz antigafapastista por excelencia. Me partÃa cuando le enseñan los rellenos mamarios y dice ‘¿Pechugas de pollo?’. Hemeroteca Comentarios Rosa Belmonte el 25 may, 2007