Sabedores de que no tienen nada que lucir de aquí al 20-N, los socialistas jalean cada uno de los movimientos de ETA. Y cuando faltan, los incita. Lo del clavo ardiendo.
El candidato y antes portavoz que con tanta convicción ponderaba las medidas que él mismo aprobaba cada viernes en Consejo de Ministros, fue responsable de las fuerzas de seguridad interior. Para lo bueno, lucha contra ETA; para lo malo, cesiones a la misma ETA, y para lo peor, utilización partidaria de los servicios del Estado. A ver en qué queda la actuación policial en casos como el de la atleta Marta Domínguez, por ejemplo.
En este juego de despropósitos para hacer de ETA el quicio de la campaña electoral, el candidato cuenta con selecto equipo. Comenzando por el lendakari que lanza pelotas al frontón, como el acercamiento de presos o que ahora no pega que Otegui esté en prisión, para que el rebote abertzale mantenga vivos los puntos de que se habla: el acuerdo de Guernika firmado por la izquierda independentista ahora hace un año.
Y así se hace noticia de la disolución de Ekin o de que ETA deposita su confianza en la comisión internacional que ella misma contrató para la verificar el alto el fuego también por ella misma decretado.
Estupideces de tal porte son a continuación jaleadas con unánime consigna: conviene ser prudentes pero son pasos en la buena dirección. El candidato, el actual portavoz gubernamental Blanco, el ministro sucesor Camacho, el lendakari López, y toda la corte electoral que encabeza Valenciano repiten la salmodia: van por el buen camino.
Los actuales gobernantes, el candidato y viejos amigos de sobra saben lo ridículo que resulta jalear la disolución de una correa de transmisión, Ekin, cuando ya tienen otra legalizada, Bildu. O lo de la comisión de Currin y compañía.
Pero también saben, sobre todo el candidato, que por muchos focos que se pongan sobre ETA y sus disminuidos 70 agentes operativos, mañana quizá 10 ¿por qué no?, detrás siempre quedará el MLNV, el Movimiento de Liberación Nacional Vasco. Ahí está el centro del problema, en el aparato político que dirige la estructura militar. ETA puede renunciar a la lucha armada y dedicarse desde ahora a la mera difusión de comunicados que el MLNV le ordene… hasta que la revolución antisistema precise volver a las andadas. Así ha ocurrido en Belfast.
Hablen pues el candidato y amigos del MLNV, que ese es el problema. Nadie se va a escandalizar, como ellos cuando lo hizo Aznar en la primavera del 99. Y ojalá lleguen a descubrir quién les paga la fiesta. Esa es una gran pregunta que tal vez ayudara a resolver el problema de fondo. Desde la fuente. Porque en los últimos años, de cuotas, extorsiones, herriko tabernas, asociaciones de presos y subvenciones públicas no sacan para tanto como destacan, que decía el cuplé. ¿Quién paga el terror?
Política Federico Ysartel