El cartagenero Isaac Peral fue el inventor del primer submarino torpedero. Sufrió traiciones y boicot extranjero por medio de intermediarios en el mismo ministerio de la Armada. Seguramente habríamos evitado el desastre de 1898, el 30 de abril de aquel año, una flota norteamericana liderada por el Almirante Dewey entraba en Cavite (Filipinas) destruyendo nuestros barcos. El propio Dewey una vez ganada la batalla quiso conocer al hermano de Isaac Peral, y le dijo: “Con un submarino como el suyo no habríamos podido entrar”. Y es que los informes que llegaban al extranjero hacían temer aquel arma submarina, habría sido mortífera e imbatible. Aquello supuso el inicio de la pérdida de las colonias españolas. Mientras tanto, las autoridades patrias
no habían apoyado lo suficiente el proyecto, incluso terminaron burlándose de él. Aún así, la lealtad del decepcionado marino evitó que su proyecto cayera en manos enemigas a cambio de una importante suma económica.