Sandra Serrano
Hace algunos años, desde Escuelas Católicas de Madrid (ECM) quisimos orientar a los actores de la competición en lo referente a lo que debía ser su comportamiento en el marco de un campeonato deportivo escolar cuya finalidad última es educar en valores de una manera real y no tan sólo propagandística.
Para ello elaboramos un decálogo para entrenadores, otro para jugadores, otro para entrenadores y otro para coordinadores, cuyo mensaje sigue vigente y ha trascendido a otras muchas competiciones, las cuales lo han adoptado o han elaborado algún otro de tipo similar.
En aquel momento no reparamos, aun a sabiendas de su importancia y de que los anteriores decálogos iban en parte en la línea de proteger al árbitro, en elaborar uno especial que recogiera las pautas básicas de comportamiento que la figura arbitral debe tener para el normal desarrollo del campeonato y para que su labor contribuya en la formación de los jugadores, tanto a nivel técnico como humano.
En esta línea, demostrando la implicación que siempre han mantenido con los Juegos Deportivos de Escuelas Católicas de Madrid desde que se incorporaron a los mismos, Ángel Alberola López (2008) y Luis Pérez Macías (2015) han elaborado un decálogo específico para árbitros que pretende dignificar la tarea del importante colectivo al que pertenecen, sin distinguir disciplinas, para que se convierta en el santo y seña del colectivo arbitral en general, ya sea de baloncesto, de futsal o de voleibol.
“Por todo ello, desde Escuelas Católicas de Madrid queremos darles las gracias por esta fantástica iniciativa, poner en evidencia que la idea y la creación es suya, y que nos comprometemos a ratificar su contenido, a divulgarlo y a convertirnos en fieles seguidores del mismo cuando ejerzamos esa labor dentro o fuera del marco de nuestro campeonato”, apunta emocionado y orgulloso de su entrega Javier Esteban Salcedo, Director del Departamento de Deporte Escolar y Valores de ECM.
Vestuario Pilar Quijadael