La aparición de los organismos multicelulares, formados por muchas células, ha sido una de las innovaciones más importantes en la historia de la vida, aunque los biólogos que estudian la evolución no tenían claro cómo había ocurrido este proceso. Y como suele ocurrir en la naturaleza, no es algo tan complicado como se creía. Al menos eso es lo que sugiere un experimento llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Minnesota, que han logrado obtener en 60 días organismos multicelulares a partir de la levadura de la cerveza, un hongo unicelular. Un tiempo récord para simples mortales.
En realidad, parece que solo hace falta un entorno adecuado para reproducir esta paso evolutivo clave que ocurrió hace unos 500 millones de años atrás en nuestro planeta. Y lo más curioso es que este importante hallazgo, ensalzado por biólogos evolutivos de todo el mundo y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, surgió de una charla mantenida entre los autores durante una pausa para tomar café. Para que luego digan que el ocio no es productivo.
Todo empezó hace dos años con un comentario a la hora del café en el sentido de que resolver la brecha existente entre la organismos unicelulares y los pluricelulares sería “una de las cosas más geniales que podríamos hacer”, recuerdan Will Ratcliff y Michael Travisano, dos de los científicos de la Universidad de Minnesota. Y resultó que no era tan difícil: “No creo que nadie nunca había probado antes”, opina Ratcliff.
Según los autores, a pesar de que la evolución hasta los organismos multicelulares a partir de una célula simple ocurrió a lo largo de millones de años, el experimento que ellos han llevado a cabo ha demostrado que la etapa crucial en la paso de una sola a muchas células que trabajan de forma integrada ocurre sorprendentemente rápido bajo las condiciones apropiadas.
Los investigadores eligieron la levadura de cerveza (Saccharomyces cerevisiae), un hongo unicelular utilizado desde la antigüedad para hacer pan y cerveza, porque es abundante en la naturaleza y crece fácilmente. La pusieron en un medio de cultivo rico en nutrientes y la dejaron crecer en tubos de ensayo durante un día. Después centrifugaron el contenido del tubo para separarlo por su peso. Los agregados de levadura, formados por grupos de células, se quedaron en el fondo. Se recogieron y se pusieron de nuevo en un medio de cultivo para dejarlos crecer.
Repitieron esta operación 60 veces -una vez por día- y observaron entonces que los agregados de células más grandes tenían el aspecto de copos de nieves. Y lo que es más importante, las células no se unían al azar, sino por su parecido genético. Y precisamente esa similitud promueve la cooperación y lleva a la especialización, de forma que sólo un determinado tipo de células daban origen a nuevos grupos de levaduras.
Un puñado de células agrupadas no es por si sólo un organismo multicelular, como señala Ratcliff. “Pero cuando las células agrupadas cooperan, hacen sacrificios para el bien común y se adaptan al cambio, entonces se puede hablar de una transición evolutiva a la pluricelularidad”. Esta es, señalan los autores, “la primera vez que se consigue observar experimentalmente la transición de un grupo de organismos unicelulares hacia otros más complejos, y brinda la posibilidad de observar un evento que ocurrió naturalmente hace cientos de millones de años”.
Otros temas Pilar Quijadael