Cuando uno lleva dieciséis años seguidos disfrutando la experiencia de los Juegos Nacionales Escolares EMDE, experimentando su evolución y viviéndolos desde distintos puntos de mira, árbitro, coordinador de voluntarios o director de los mismos, se despierta la curiosidad de saber qué sentimientos experimentan otros que también han sufrido una evolución en sus funciones, una evolución que por desgracia es inherente al envejecimiento y por suerte a la experiencia que este proporciona.
Esa es la razón de preguntar a los delegados técnicos nacionales Javier Atienza, Sandra Grande y, especialmente por ser el que desde más ángulos ha contemplado este evento, a Ignacio Fernández sobre qué les ha aportado a ellos como personas, sobre qué diferencia han detectado en este campeonato respecto a otros en los que hayan participado y sobre la anécdota más positiva o divertida que recuerdan de estos años compartidos.
Empezamos con Sandra, pues ella es parte de la historia viva de los Juegos EMDE, la DTN más veterana después mío, ya que participó por primera vez siendo menor de edad en 2004 y con la autorización expresa de sus padres para poder hacerlo. Sandra responde a continuación a las tres preguntas del párrafo anterior.
LOS INICIOS Y LA ANÉCDOTA
“Como bien has comentado, la primera vez que disfruté esta experiencia fue siendo menor de edad, vine de voluntaria, voluntaria para todo, lo mismo estaba en baloncesto, que en fútbol”, recuerda Sandra.
“Respecto a este último deporte recuerdo una anécdota que me pasó, me gusta mucho tomar el sol y estaba deseando que me tocase el fútbol por celebrarse en campo exterior y así coger colorcito, pero, como apretaba tanto el sol, en vez de ponerme dorada, me puse como un cangrejo. Aún así, a pesar del dolor que tuve, recuerdo aquella edición con gran cariño por el hecho de compartir por vez primera quince días con compañeros de Madrid y de Málaga, disfruté muchísimo”, cuenta entre risas la “Grande”.
LA EVOLUCIÓN Y LA APORTACIÓN
“Según fueron pasando los años, nos fueron poniendo por deportes, quedó atrás lo de venir de voluntarios, y empezamos a venir como especialistas de cada disciplina, en mi caso, de baloncesto. A día de hoy soy delegado técnico nacional (DTN) de baloncesto masculino, todo un honor. Las experiencias ya no son las mismas, ahora ser DTN implica responsabilidad y un mayor esfuerzo, pero sobretodo respeto a esos niños y entrenadores que vienen tan ilusionados”, relata Sandra.
“Por muchos años que pasen, saber que cada 14 de junio tengo una cita con cada uno de esos equipos es algo que me resulta muy difícil explicar con palabras, porque estoy hay que vivirlo”, concluye Sandra.
De la que empezó como benjamina del grupo pasamos al mayor de los tres entrevistados, Javier Atienza “Ati”, quien empezó asistiendo también al campeonato en 2004, pero como padre del portero de futsal del Obispo Perelló de Madrid, pasando posteriormente a ser árbitro en el campeonato local de Madrid y después a DTN de fútbol sala aquí, en EMDE.
Ati dice: “De aquí me llevo la sensación de compartir cada año 15 días con mi segunda familia, con gente que van a ser amigos para siempre, como decía la canción de Los Manolos para Barcelona 92.”
Y EN QUE SE DIFERENCIA DE OTRAS COMPETICIONES
“La diferencia es clara, sus objetivos, primar la educación y la formación por encima de la competición, por esto empecé yo en los Juegos Deportivos de Escuelas Católicas (EC) de Madrid, los que dan acceso a equipos y colaboradores, junto a los campeonatos locales de EC Málaga, Sevilla, Tenerife o Las Palmas, a EMDE”, resalta Javier Atienza.
LO MÁS DIVERTIDO
“Para mí ha ocurrido en casa. Esto comenzó cuando mis hijos eran niños y me decían que su padre se iba de vacaciones 15 días a la playa cuando venía a los Juegos EMDE en Torremolinos, pero cuando mi hija Almudena participó como DTN su opinión cambió, sintiéndome orgulloso de poderla haber transmitido esta pasión por luchar en pos de un deporte diferente y por crearle la necesidad de marcar esta cita como una fecha fija en el calendario”, enfatiza con orgullo “Ati”.
Y por último las opiniones del más polifacético de los tres dentro de los campeonatos EMDE, a la vez del más novel en el grupo de delegados técnicos nacionales 2018, Ignacio Fernández “Nacho”, quien reflexiona en relación a los quince años que lleva vinculado a esta deportiva adicción, iniciando también su andadura en 2004:
“Como jugador es un proceso de aprendizaje, convives, compites y disfrutas de la convivencia con tus compañeros de equipo y con jugadores de otros equipos. Como entrenador la responsabilidad aumenta, pues colegio y familias te otorgan una responsabilidad muy grande, encargarte de sus alumnos e hijos respectivamente, siendo su referente deportiva y personalmente. Como DTN sientes que estás inmerso en un proceso de madurez personal que te ha facilitado el privilegio de representar a la Organización y la ilusión de seguir involucrado en ella desde otro ángulo. Ahora disfruto con la ilusión de un niño, pero con la responsabilidad de un adulto”, concluye Nacho.
SOBRE EL PROGRESO DEL CAMPEONATO
Nacho destaca: “Yo prefiero comentar las diferencias del campeonato de hace quince años a hoy en día, pues son bárbaras, fundamentalmente en lo organizativo. Además la proyección del campeonato cada vez es más importante, pues muchos jugadores y entrenadores profesionales han pasado por aquí”.
EL RECUERDO IMBORRABLE
Por último recuerda Ignacio como anécdota que “en la época de jugador, hicimos nadar al coordinador desde la orilla de la playa a la boya que delimita la zona de baño, tratando de hacerle ahogadillas, pero al final no pudimos porque como niños nos cansamos nosotros antes”.
Convivencia, profesionalización, amistad, recuerdos, ilusión son algunos de los sustantivos que extraigo de lo expresado por estos tres grandes delegados técnicos nacionales de los Juegos Nacionales Escolares EMDE 2018. Sustantivos que subrayo y que creo que son posibles gracias ellos y a todos los demás miembros que forman o han formado parte del equipo naranja (color de la indumentaria de los DTN), pues el presente y el futuro son importantes, pero no se pueden escribir sin mirar al pasado para aprender de los errores y para mantener los aciertos.
¡Y así que pasen otros dieciséis años!
JAVIER ESTEBAN SALCEDO
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