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Benedicto XVI ejerce su derecho a renunciar

Pilar Quijadael

Después de ocho años de pontificado y a sus casi 86 años, el papa Benedicto XVI, poco antes del mediodía, ha sorprendido con el anuncio de su renuncia al Papado. Una decisión meditada, aseguró, tomada después de haber “examinado ante Dios reiteradamente” su conciencia y llegar a la certeza de que, “por la edad avanzada” ya no tiene fuerzas para “ejercer adecuadamente el ministerio petrino”. En 2010, preguntado sobre una posible renuncia, el Papa había manifestado que “se puede renunciar en un momento sereno o cuando ya no se puede más. Pero no se debe huir ante el peligro“. El Papa ha indicado que ejecuta esta renuncia “con plena libertad”, una explicación no gratuita, ya que es uno de los requisitos del Derecho Canónico en caso de renuncia del sucesor de San Pedro, que establece que debe ser libre y abiertamente manifestada aunque nadie tiene potestad para aceptarla o rechazarla, dependiendo únicamente de la voluntad del pontífice.

De los 265 sucesores de San Pedro, no son muchos los que han tomado esta decisión. El último en hacerlo fue Gregorio XII (1406-1415), hace seis siglos, que dejó su ministerio durante el Cisma de Occidente, en el que tres papas llegaron a disputarse la silla de Pedro. En general, estas renuncias han coincidido con momentos especialmente conflictivos. Sin embargo, en los planes de Benedicto XVI no entra el dejar su cargo para huir de una situación difícil, según explicó al periodista y escritor alemán Peter Seewald, en el verano de 2010,  en una larga entrevista con el Pontífice que se materializaron en el libro “Luz del mundo”.

El Papa con el periodista alemán Peter Seewland, en 2010

Entre las cuestiones que Seewald le planteaba entonces estaba precisamente la de si un Papa puede pensar en renunciar. Una pregunta que llegaba en medio del escándalo por los casos de abusos en el seno de la Iglesia Católica, algo que para el periodista podría suponer una excesiva carga para Benedicto XVI. “Si el peligro es grande no se debe huir de él. Por eso, ciertamente no es el momento de renunciar. Justamente en un momento como este hay que permanecer firme y arrostrar la situación difícil. Es mi concepción. Se puede renunciar en un momento sereno o cuando ya no se puede más. Pero no se debe huir ante el peligro y decir: que lo haga otro”, argumentaba entonces.

“¿Puede pensarse en una situación en la que usted considere apropiada una renuncia del Papa?, seguía interrogando el periodista. “Sí. Si el Papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y mentalmente no puede ya con el encargo de su oficio, tiene el derecho y, en ciertas circunstancias también el deber, de renunciar“. Ese momento de falta de fuerzas, parece haber llegado ahora, cuando está a punto de cumplir 86 años, el próximo 16 de abril. Una decisión que contrasta con la de su antecesor, Juan Pablo II, que en sus últimas apariciones públicas acusaba el extenuante esfuerzo le suponía el cumplimiento de sus obligaciones.

El hermano del papa Benedicto XVI, Georg Ratzinger, también sacerdote, ha asegurado hoy a los medios de comunicación que la renuncia de se debe a motivos de salud y edad. Benedicto XVI accedió al ministerio de Obispo de Roma, sucesor de San Pedro, el 19 de abril de 2005, después de la muerte de Juan Pablo II, su antecesor. En el anuncio de su renuncia, el pontífice ha destacado que el mundo de hoy” está sujeto a “rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe” y que para anunciar el Evangelio, hace falta un vigor, “tanto del cuerpo como del espíritu”, que él ya no tiene. El pontificado del papa Ratzinger ha etado marcado por los abusos en el seno de la Iglesia y por tejemanejes del banco vaticanos, que sin duda han pesado sobre las fuerzas del Santo Padre.

A partir del las ocho de la tarde del próximo 28 de febrero, cuando se cumplirán 7 años y 298 días desde la elección del actual papa, el sillón de Pedro quedará vacante. El sucesor de Benedicto XVI podría conocerse a mediados del mes de marzo ya que en este mes el Vaticano podría convocar el Cónclave para elegir nuevo Pontífice, según ha confirmado el jefe de la Sala de Prensa del Vaticano, Federico Lombardi, después del anuncio de Joseph Ratzinger de renunciar.

Entre los cardenales papables se encuentran algunos españoles, como el presidente de la Conferencia Episcopal Española y cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela; el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach; el prefecto de la Congregación para el Culto Divino, monseñor Antonio Cañizares Llovera; el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, monseñor Carlos Amigo Vallejo; y el arcipreste de la basílica papal de Santa María la Mayor de Roma, Santos Abril y Castelló.  Formarán parte del cónclave de los 118 cardenales que elegirán un nuevo Papa para la Iglesia Católica en marzo y podrán ser también elegidos. Aunque entre las quinielas que ya se barajan suenan con fuerza nombres de cardenales de otros continentes distintos al europeo.

En la quietud del monasterio

El actual papa no participará en el cónclave que elegirá a su sucesor, según ha confirmado Lombardi. Una vez esté vacante la sede, Ratzinger “se trasladará primero a Castengandolfo y posteriormente residirá en un antiguo monasterio de clausura dentro del Vaticano”, donde “será libre de entrar y salir cuando desee“. En una comparecencia ante la prensa en el Vaticano, Lombardi ha destacado también que el actual Papa podría ser nombrado Obispo emérito de Roma, aunque todavía se desconoce exactamente esta decisión. El sucesor de Benedicto XVI será el 266 Papa de la Iglesia católica y tendrá que ser elegido en un Cónclave por 118 cardenales. Benedicto XVI fue elegido Papa el 19 de abril de 2005, durante el segundo día del Cónclave, tras cuatro votaciones y dos fumatas negras.

 


Benedicto XVI, el día de su elección hace casi ocho años

Un pensador extraordinario

Siguiendo la estela iniciada por Juan Pablo II, Benedicto XVI también introdujo en su discurso la preocupación por el deterioro ambiental y la necesidad de proteger el planeta, pensamientos que le ganaron el apodo de “el papa verde”. Su preocupación por el medio ambiente se vio reflejada en su mensaje con motivo de la 43ª Jornada de la Paz, el 1 de enero de 2010, que tituló “Si quieres promover la paz, protege la creación“, en el que advirtió sobre “los peligros causados por el descuido, e incluso por el abuso que se hace de la tierra y de los bienes naturales que Dios nos ha dado”. Benedicto  XVI sostiene que el deterioro ambiental “cuestiona los comportamientos de cada uno de nosotros, los estilos de vida y los modelos de consumo y producción actualmente dominantes”.

En declaraciones a EFE, el obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, ha destacado “las aportaciones al pensamiento de la Iglesia y también sobre la situación del mundo y su devenir” como principal legado del Papa Benedicto XVI, tras conocer hoy la renuncia del pontífice. “Es un Papa con un pensamiento y una reflexión sobre la Iglesia y para la Iglesia de largo alcance”, afirma el obispo de la diócesis de Zamora, que ha añadido que el papado de Benedicto XVI ha sido “corto pero muy intenso“.

“Comprende muy bien la situación actual del mundo y hacia dónde va, porque tiene una mente privilegiada, es un pensador extraordinario”, ha recalcado Martínez Sacristán, que destacada que “Benedicto XVI será recordado como el papa pensador y, de eso, nos iremos dando cuenta con el paso de los años, porque aún está por asumir todo el contenido que él ha sembrado en estos años”, concluye Martínez Sacristán.

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