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¿Política Regional? Gnosce te ipsum

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Por Félix Pablo Pindado. Director de Programación y Evaluación de Políticas Públicas de Regio Plus Consulting, S.L.

Son muchas las frases de civilizaciones antiguas que, pese al transcurrir de los años, siguen constituyendo máximas cargadas actualmente de gran valor. Una de ellas fue inscrita con letras de oro en el patio del templo de Apolo en Delfos: “γνῶθι σεαυτόν” (conócete a ti mismo).

Veinticinco siglos después, este aforismo griego bien podría iluminar el futuro de la nueva Política de Cohesión. Hace apenas cuatro años que discutía con los Profesores Tomás Mancha y Rubén Garrido sobre el dilema cohesión‐competitividad que suscitaba la anterior programación de los Fondos Estructurales del período 2007‐2013.

Este viejo e inacabado debate en el terreno de la política económica entre equidad y eficiencia, que para muchos servía de justificación a la propia existencia de la Política Regional, se transformó a partir de la Cumbre Europea de Lisboa en el año 2000, con la puesta en marcha de la denominada Estrategia de Lisboa, posteriormente renovada en 2005.

Parecíamos advertir un giro en la definición de esta política desde la cohesión hacia la competitividad o, como decían en Bruselas, los Fondos Estructurales constituyen el instrumento financiero más importante para respaldar la Estrategia de Lisboa.

Sin duda, aquellos objetivos resultaban loables. ¿Quién no querría hacer de Europa la economía más dinámica y competitiva del mundo? Pero la pregunta era otra: ¿deben ser los fondos de la Política de Cohesión los que soporten, mayoritariamente, la responsabilidad del éxito o fracaso de dicha estrategia?

Ahora estamos inmersos en la nueva programación de la futura Política de Cohesión, que determinarán las prioridades de inversión de los Fondos para el período 2014‐2020. Ya no se habla de Lisboa, sino de Europa 2020 y de crecimiento inteligente, sostenible e integrador. Celebro esta orientación estratégica; y lo haría más aún si las regiones menos desarrolladas, dentro de siete años, consiguen estar más cerca de los niveles de prosperidad de las más avanzadas.

Así lo establece el vigente Tratado de la Unión Europea en su artículo 174 cuando reconoce que “a fin de promover un desarrollo armonioso del conjunto de la Unión, ésta desarrollará y proseguirá su acción encaminada a reforzar su cohesión económica, social y territorial. La Unión se propondrá, en particular, reducir las diferencias entre los niveles de desarrollo de las diversas regiones y el retraso de las regiones menos favorecidas”.

Porque, no perdamos de vista que, ante todo, estamos hablando de una política de solidaridad entre los distintos territorios de la Unión Europea. Y, sin embargo, detrás se vislumbra que lo que hay no es otra cosa que una lucha interna entre partidarios y detractores de la misma. Y para mantenerla hay que demostrar su importancia para lograr unos objetivos que, en su origen, no formaban parte de su negociado.

Igual que los romanos, dominadores de Grecia, pero capturados por su cultura, adoptaron la citada máxima inmediatamente bajo la forma “gnosce te ipsum”, también los que nos dedicamos a estudiar, investigar y trabajar para mejorar, desde distintas instancias, la Política de Cohesión deberemos tenerla en cuenta.

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