Por Roberto Bande – Departamento de Fundamentos del Análisis Económico -Universidade de Santiago de Compostela (Roberto.bande@usc.es)
El año 2015 parece haber marcado el final de la gran recesión que ha asolado a las economías desarrolladas durante los últimos 7 años, y que en España había adquirido una dimensión especialmente grave en cuanto a su efecto sobre el mercado de trabajo. La creación de más de medio millón de empleos netos a lo largo del año arroja cierta luz sobre las sombras que describían el panorama de nuestro mercado laboral, aunque el tono general sigue siendo gris, debido a lo precario del empleo creado. Además, esta recuperación de los niveles de ocupación no está siendo homogénea a nivel regional, ni desde el punto de vista cualitativo ni cuantitativo, lo cual está agravando los habituales problemas de desequilibrios territoriales en el empleo español.
En primer lugar, los datos de la Encuesta de Población activa indican que la creación de empleo ha sido muy heterogénea a nivel regional. Canarias y Baleares lideran la clasificación de Comunidades Autónomas en cuanto a la creación de empleo, con tasas de variación interanual respectivas del 6,5% y 5,5%, seguidas de Andalucía, con un 5,1%. Este empleo está relacionado con los servicios: el 86% de la ocupación creada en Andalucía, el 92% en Canarias y el 63% en Baleares se concentra en dicho sector, lo que indica la importancia del turismo como motor económico, especialmente en un contexto internacional favorable a nuestro sector turístico. En el otro extremo de la clasificación están Murcia y Asturias, que no han sido capaces de generar empleo neto a lo largo del año, y Navarra y Extremadura, que han presentado tasas de variación de tan sólo el 0,7% y 0,8% respectivamente. Si añadimos el empleo creado en Aragón, Comunidad Valenciana y Madrid, tenemos que el 77% del empleo total creado a lo largo del año se concentra en estas 6 comunidades autónomas.
Tabla 1. Evolución de la ocupación por CCAA entre 2014 y 2015
Empleo Neto
Tasa de Variación Interanual
Empleo acumulado
Empleo acumulado (en %)
Canarias
49,3
6,7
49,3
9,4%
Balears, Illes
26,8
5,5
76,1
14,6%
Andalucía
133,4
5,1
209,4
40,1%
Aragón
21,8
4,2
231,2
44,3%
Comunitat Valenciana
72,1
4,0
303,3
58,1%
Madrid
96,8
3,6
400,1
76,7%
Castilla – La Mancha
16,7
2,3
416,8
79,9%
Castilla y León
19,0
2,1
435,8
83,5%
Galicia
19,2
1,9
455,0
87,2%
Rioja, La
2,2
1,7
457,2
87,6%
Cataluña
46,8
1,5
504,1
96,6%
País Vasco
11,1
1,3
515,1
98,7%
Cantabria
2,4
1,1
517,5
99,2%
Extremadura
2,9
0,8
520,4
99,7%
Navarra
1,8
0,7
522,2
100,1%
Asturias
-0,2
0,0
522,1
100,0%
Murcia
-0,3
0,0
521,8
100,0%
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta de Población Activa, INE.
Desde el punto de la actividad también ha habido profundas diferencias territoriales. Baleares y Canarias, de nuevo, aparecen como las regiones con un mayor dinamismo de la población activa, con aumentos respectivos del 2,1% y 1,7%, seguidas por Madrid, con una variación del 1,5%. El resto de regiones han profundizado una tendencia a la caída de la actividad, posiblemente debido al efecto desánimo que generan tasas de desempleo tan elevadas y persistentes: los trabajadores, al no ser capaces de encontrar empleo acaban por retirarse de la actividad. Esta evolución ha sido especialmente profunda en Murcia y Asturias, con caídas respectivas de la población activa del 2,7% y 2,5%, seguidas de La Rioja y Navarra, con tasas del -1,6% y -1,5% respectivamente. Estas cuatro regiones son precisamente aquellas que presentan mayores variaciones en la población inactiva (4,2% y 0,9% en el caso de las dos primeras, y 2,2% y 2,4% en el caso de las segundas).
El resultado neto de la evolución conjunta de la ocupación y la población activa es la tasa de paro. Si bien ésta ha disminuido en todas las comunidades autónomas, la variación es mayor en Aragón (3,9 puntos), Canarias (3,3 puntos), Andalucía (3,2 puntos) y la Comunidad Valenciana (3 puntos). En cambio, Extremadura sólo ha reducido su tasa de paro en 7 décimas, mientras el País Vasco lo hacía en 1,6 y la Comunidad de Madrid en 1,7. En consecuencia, la diferencia entre la región con la tasa de paro más elevada (Andalucía, 31,5%) y la que presenta la tasa más baja (Navarra, 13,8%) es de 17,7 puntos, 1,4 puntos menos que en el año 2014. Esta aparente reducción de las disparidades regionales absolutas (que se ve reflejado en un pequeño descenso de la desviación típica de las tasas de paro regionales) va acompañada de un aumento en las disparidades relativas (medidas respecto a la media nacional), reflejado en un incremento del coeficiente de variación.
Gráfico 1
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta de Población Activa, INE
En resumen, el análisis de los datos básicos de la EPA a nivel territorial no permite ser triunfalista, ya que la ansiada recuperación está manifestándose en un aumento del empleo en zonas muy localizadas, y en muchos casos relacionadas con el turismo. La dinámica de la actividad está contribuyendo a una caída de las tasas de paro, lo que en realidad significa que se está posponiendo el ajuste en el mercado laboral al futuro: en el momento en el que la recuperación se asiente, las economías regionales deberán de crear empleo para los trabajadores desanimados que se reincorporarán a la actividad, estimulados por el repunte de la economía. Este hecho puede comprometer la evolución de la tasa de paro, que nuevamente presentará una fuerte resistencia a la baja.
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