Una mujer llamada Merry Thomas y su amiga Julia regresaban de su trabajo en Virginia (EE.UU.) y decidieron pasar por un supermercado y comprar un billete de lotería.
Ella quería enseñar a su amiga a jugar a través de unas máquinas de autoservicio y tras enseñarla y hacer una compra ocurrió lo que no se esperaban.
A la hora de hacer el escaneo del billete y para su sorpresa había ganado 1 millón de dólares. Su amiga Julia consiguió un premio de 12 dólares.
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