El grado de fragmentación del tejido empresarial español es muy importante, con un gran número de microempresas y pequeñas empresas. Esta menor dimensión se suele relacionar con dificultades para la internacionalización, con menos inversión en I+D y también con una productividad inferior. Aunque la visión clásica suele establecer que es el tamaño de las empresas el que determina su productividad, aquí se plantea la idea inversa: las empresas poco productivas tienen dificultades para competir y por tanto para crecer. De esta perspectiva se podría inferir que, aunque existen factores externos –regulatorios, sindicales o financieros– que pueden condicionar el tamaño, otras cuestiones internas, como la calidad del recurso empresarial, pueden ser claves para entender los problemas de dimensión de la empresa española.
Economía