Un dia fatídico para Cayetano

El 23 de julio es un dia negro en la vida del diestro Cayetano Rivera. Fue un 23 de hace siete años cuando sufrió el gran golpe de su vida al enterarse del fallecimiento de su madre Carmina Ordóñez. La “divina” murió en la bañera de su casa de una parada cardiorrespiratoria. Sin más datos ni señales puesto que sus hijos no quisieron hacer pública la autopsia. Demasiado pública había sido su vida como para no querer una muerte privada. Desde entonces esa fecha es un día triste y señalado que cada hijo pasa como puede y sin querer hacer tampoco grandes celebraciones que despierten el morbo de los medios. Por eso este año no había un funeral familiar sino las misas que otros amigos decidieron dedicar a Carmina. Cayetano, que lleva dos semanas de baja a causa de una fractura en su mano derecha, no imaginaba que ese mismo día iba a recibir otra noticia fatal: su íntimo amigo Pablo Antoñanzas moría de un infarto a los 50 años. Cuando le avisaron no daba crédito e incluso pensó que se trataba de un error. Con Antoñanzas tiene seguramente sus mejores recuerdos, era un amigo de verdad, un consejero infatigable en su carrera taurina, un compañero de viaje, un leal a muerte. Mientras algunos señalaban su ausencia en una misa por su madre Cayetano viajaba de Sevilla a Madrid para acudir desolado al tanatorio de Tres Cantos en Madrid donde se despidió de Antoñanzas y abrazó a sus familiares ya que deja viuda, padres, hijos y hermanos. Por supuesto fue acompañado de Eva González, el gran apoyo de su vida en estos duros momentos.