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Tu cama

Rosa Belmonte el

En el mundo de la necrológica televisiva, ‘Epílogo’ es el mejor programa del batallón. En su día (y después) se ofreció a TVE pero acabó en Canal +, de manera que es un espacio tan extraordinariamente valorado como poco visto. La última entrega ha sido la de Ana María Matute. Como siempre, empezó con las palabras de Begoña Aranguren: “Le recuerdo que esta entrevista será emitida cuando usted haya muerto…”. Hace muchos años que Matute me dijo que le habían hecho el ‘Epílogo’ y también que le habían regalado una cajita (“será para las cenizas”). Las entrevistas se editan y el entrevistado da su aprobación. Hay quien se ha negado a hacerla, como Cela. Y hay quien se ha casado con la entrevistadora, como José Luis de Vilallonga.

El problema de un ‘Epílogo’ con Matute es que la escritora ha sido tan locuaz, tan sincera, tan poco reservada con sus miserias (aunque se guardara cosas de su atribulado mundo interior) que poco más podía decir que no hubiera dicho ya. Por ejemplo, en ‘La niña de los cabellos blancos’ (2011), el documental dirigido por David Fonseca y producido por Julia Otero que el viernes se emitió en ‘Imprescindibles’ de La 2. Empezó con un “Mis planes de futuro son infinitos porque como yo soy una loca que cree que no se va a morir…”. Y siguió: “Yo no fui virgen al matrimonio. Decían que te iban a rechazar. A mí no me rechazó nadie”. O cuando confió a su madre que había visto al Demonio. “¿Tú? No me extraña”.  También recordaba lo buen amante que era su segundo marido. Y el momento en que murió (“el día de mi cumpleaños a la hora en que yo nací”). O que la llamaban “el pequeño cosaco” porque bebía tanto como los hombres. El documental estaba acompañado de los testimonios de Anna María Moix, Esther Tusquets, Blecua, la fotógrafa Colita y una Lucía Etxebarria escritora (y no loca de lo que rima con moño). También salía su familia. Entre otros, su sobrina Sapo Pareja Matute. Tener una sobrina llamada Sapo todavía me hace admirarla más. Y unas frases de ‘Epílogo’: “¿Por qué voy a creer en los gnomos y no en el Ángel de la Guarda?” o  “Se dice que la infancia es la patria del hombre. Mentira, la verdadera patria es la cama. Tu cama”.

 

 

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