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Blogs Enciende y Vámonos por Rosa Belmonte

Para el mal rollo Julie Andrews y Tony Hernández

Rosa Belmonte el

 


 


Qué mal rollo Calparsoro. Cualquiera de sus miniseries o tv movies te dejan una sensación peor que la que proporciona un chute de Shoah (o ahora de La cinta blanca).  Porque el Holocausto es una cosa del pasado pero toda la mierda que saca Calparsoro es de gente con la que te paras en los mismos semáforos. Inocentes tiene ese rollo entre Alcasser y Hostel que te revuelve las tripas. Acababa de terminar de leer Marilyn y JFK, de François Forestier y ya tenía el cuerpo para ponerme a ver Sonrisas y lágrimas, pero después de Inocentes es que me voy a montar en mi casa un revulsivo Sing-a-long con la película y además me voy a ir a Londres a uno de verdad, que mola mil y levanta el ánimo. Y luego está Álex González, que siempre me parece un cruce entre Andrés Pajares y Pijoaparte, que no sé qué es peor. Pero el pobre me da un poco de lástima porque me imagino los rollazos que le tenía que meter Chenoa.


Estoy viendo a Drew Barrymore recogiendo todos sus premios por Grey Gardens y me alegro. Aunque yo no sabría escoger entre ella y Jessica Lange, que también está magnífica. Veo el maquillaje y, sobre todo, la caracterización de Barrymore como esa loca calva con capucha y me quedo impresionada. Porque de verdad parece una señora mayor. Veo a Jordi Mollà con ese pelo, esa calva y esa barba de artículo de broma en El cónsul de Sodoma y me parto. Pero iba a otra cosa. Hay un momento en Grey Gardens en que Jackie Onassis (ya era Onassis), interpretada por Jeanne Tripplehorn, va a visitar a sus parientes locas que viven entre la mugre en su casa derruida de los Hamptons y las ayuda económicamente. Después de leer Marylin y JFK  con toda la sordidez de Camelot y aledaños, me da la impresión de que la tía y la prima de Jackie eran las personas más normales y saludables de su familia (de la Bouvier, la Kennedy o la Onassis).


El mundo está lleno de gente peculiar. Ahí están Karmele, Terelu o Tony Hernández. Lamentablemente, el ruido karmeliano ha eclipsado a los otros dos. Qué tía, pues no habla de “el túnel negro de la dictadura” o de “fraude cometido contra la ciudadanía”. Y, encima, no contenta con pasear su decaimiento a lo escena final de la marquesa de Merteuil en Las amistades peligrosas (las tetas se las había encorsetado igual), va y repite en La noria. Qué cansina. Hija, ¿pero tú crees que si no tuvieras la plataforma impagable de Sálvame hubieras tenido esos votos? Es como si valoraras que Kiko Hernández es una persona importante porque la gente lo conoce por la calle (y no conoce a Sánchez Ferlosio). Pero quería ir a Terelu, que se estrenó el viernes en Sálvame DeLuxe. ¿Por qué? Pues no sé. Como puso en marcha la máquina de lugares comunes ni siquiera me acuerdo de qué cosas dijo, pero sí me acuerdo de sus brazos. Terelu se parece cada vez más a Gloria Serra en chaparro. Igual que pasa a veces con lo del maquillaje y la caracterización, con lo de los brazos femeninos hay también en España una cierta dejación. Desde luego, y lo he escrito alguna vez a propósito de Michelle Obama, creo que los brazos son las nuevas piernas y no me explico por qué aquí las tías enseñan esos brazos todo mollas como si fueran algo atractivo. Que no digo que haya que lucir los músculos de Holly Hunter o Wendie Malick (o los de Kyra Sedwick, que también está fibrosa) pero también hay vestidos estupendos con mangas al codo. Ah, y lo de Tony Hernández. A las tantas. Escondido. Lo más bizarro que se ha visto en la televisión en mucho tiempo. Vestida de chulapa, cantó La violetera haciendo riguroso playback con una grabación de Sara Montiel (cómo ponía la lengua para “ojaaal”).  Y luego se dejó entrevistar de esa guisa (sólo se quitó el pañuelo y los claveles). Ponerse esto también quita el mal rollo de Calparsoro. Yo me lo he puesto en favoritos.

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