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Blogs Enciende y Vámonos por Rosa Belmonte

Montesmanía: no es esto, no es esto

Rosa Belmonte el


Cuando La Sexta hizo el anuncio-promo de los clones de Andrés Montes resaltando lo de la montesmanía no sabía que realmente la iba a haber. Por cierto, que ya estoy harta de los jugones de las narices (ya saben, el anuncio acaba con el verdadero Montes preguntándose: ¿por qué todos los jugones ríen igual?, o algo así). Pero vuelvo a la Montesmanía, la manía que le han tomado al pobre Montes. Yo no he visto/oído/leído cosa semejante. Tanto meternos toda la vida con José Ángel de la Casa (y con Michel, of course) y ahora resulta que la mayoría del personal quiere oír la señal tostón e institucional. En esa línea de querencia por el soniquete adormecedor en las retransmisiones futbolística también Carlos Martínez ha recibido lo suyo por forofo y gritón. Demonios, cualquier aficionado al fútbol tiene la radio al lado para conectarla continuamente (o la tiene encendida, aunque yo no porque no me gusta enterarme unos segundos antes de verlo de si ha sido gol). No hay nada como escuchar a Poli Rincón a ver qué disparate dice (por las cosas que sueltan en El Larguero, o uno en su casa, como hacer comentarios sobre los nombres raros de los jugadores, también se han metido con el de la pajarita).  Montes y Carlos Martínez (y Maldini, Maradona, Julio Salinas…) son, y se quedan cortos, lo que siempre hemos buscado en la radio y no teníamos en televisión: sangre, sudor, opinión, lágrimas, exceso, forofismo… A mí me podrá parecer un coñazo Andrés Montes (y sonar a baloncesto) pero una vez que todo el mundo se ha subido al carro para apedrearlo no puedo hacer otra cosa que defenderlo (porque me da la gana). Aunque sea un pesado. Me pasó lo mismo con Kate Moss y con la Campa.’¿Por qué se meten con nosotros, Salinas?’. ‘Porque somos diferentes’. De eso no cabe duda. Por supuesto que los odios del espectador son una cosa del todo subjetiva. Pero puestos a hacer mi lista de Quien Me Pone de los Nervios, Montes no estaría ni entre los diez primeros. Estaría encabezada por gente como Iñaki Cano o Javier Hernández (¿en Antena 3 hay alguna escuela donde se diga que hay que hablar con un eeeeeeeeh de fondo, porque el corresponsal en Nueva York, además de ponerse de perfil, también lo hace?). Montes estaría en la lista pero muy por abajo. Por mucho que cante, por mucho ‘Ya te digo’ (su coletilla más molesta) o ‘Porque la vida puede ser maravillosa’. A mí (y vuelvo a recordar lo de la subjetivdad) hasta me hace gracia, como me la hace Carmen Sevilla. Aunque sea un pesado. Partido Italia-EE.UU.: “¡Cómo han salido los americanos! Suenan tambores de guerra. Ah, ah, ah, ah (imita el sonido de tambores de película). Que vienen los sioux”. O (en el mismo partido); “El balón se ha quedado muerto. Muerto, qué miedo. Parece una novela de Agatha Christie. Qué miedo”. Pero Salinas también colabora (después del gol italiano): “Siempre es la misma canción cuando juega Italia, y no son las que tú cantas”. A propósito de esto: “Ya has cantado dos canciones y luego dicen que no comentamos y que lo que tenemos que hacer es ir a Eurovisión”. Sí comentan. Y, además, lo hacen correctamente. Aunque Montes sea un pesado. El trío (con Antonio Esteva) se complementa muy bien, como si llevaran toda la vida haciendo lo mismo. Y una cosa que les agradezco es que no manejen el vocabulario valdanista (lo de la sociedad, lo de coserse el balón a la bota…). Claro, que para eso ya está Lillo en la mesa del Sport Center. Éste es pesado y encima no tiene ninguna gracia. Pero sí la tiene Andujar Oliver (el Alfredo Landa del arbitraje). Menudo susto cuando el otro día vi en la mesa a López Nieto. ¿Es que han echado a mi Landa? Pero al día siguiente volvió (y con un polo de Tommy Hilfigher, la única jornada en la que se ha quitado el uniforme cocodril). Y volvió para pelarse con Bernardo Salazar en uno de los momentos más divertidos de La Sexta (el tema era si los árbitros son frescos o no, que es como preguntarse si los libros son rectangulares o no). Pero vamos a lo importante. Me pregunto cuál es exactamente la función en Alemania de Gordillo, más allá de hacer de modelo fondón para la Chemise Lacoste y de absurda pareja de Cristina Villanueva (que me gusta aquí más que en Noticias 2). Lo que dice él lo podría decir mi vecina Rosario, que también lleva lacostes y dice “la calor’.


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