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Blogs Enciende y Vámonos por Rosa Belmonte

La malvada bruja

Rosa Belmonte el



Mira que había estado viendo en El buscador (de la mano de Diego Reinares, aquel estudiadamente despeinado que largaron de Dolce Vita) cómo inundaban virtualmente un montón de pueblos navarros. Era como Terremoto. Sensacionalismo  a lo bruto aprovechándose de una base. Mira que en Díselo a Jordi habían llevado una pareja tremenda. Se habían conocido en un chat y él quería más. Ella era sólo monstruosa físicamente pero parecía tener cerebro. Él era un ser, tanto físicamente, como vocalmente (hablando parecía Randy de Me llamo Earl) como mentalmente. Ella, que está casada y no soltera como decía en el chat, le dio calabazas (ay, hijo, si ya lo hemos hablado por el móvil). Pero es que llega Cambio Radical y todo esto me parecen travesuras.


 Cómo es posible que cojan a una niña y hagan decir de su madre que tiene la boca mal, que tiene arrugas en la cara, que tiene chichas por aquí… Ayer cambiaron a Mónica y Mari. Mónica es (era) una simpática chica con la nariz como la de la malvada bruja del oeste y un novio con el doble de napia (y con cara de ruso, que parecía Karpin con nariz). Mari (la de la hija) era una señora de 41 años muy avejentada y con unos dientes que la acomplejaban.


Le preguntaba a Javier de Benito si el lifting no le iba a cambiar la expresión de su cara. Hombre, claro que no, por Dios, nosotros lo que hacemos es bla, bla, bla (todo esto hablando como el padre Mundina). Cuando la mujer se vio la cara no se conocía, se dio asco, se arrepintió y vomitó. Se lo contaba a la psicóloga (que está más retocada que Cher), ya más acostumbrada a su nueva jeta. El resultado final era una mezcla entre Mariska Hargitay y Paz Padilla.


 Si no fuera porque el traje de Teresa Viejo me tenía embelesada (¿ande demonios vas así?) me habría caído de culo con el que le pusieron a Mari (incluso guantes blancos hasta el codo llevaba, que se quitaba cual Gilda al aparecer ya cambiada). El cirujano Benito le decía que tenía una nariz muy correcta “excepto la bolita”, así que también le metió mano. A Mari ni se le había pasado por la cabeza tocarse la nariz, claro. No sé quién me deja más con la boca abierta, si el cirujano Mundina (“¿Qué crees que puedo hacer por ti?” o “¿Qué tenemos hoy para soñar? ¿A Brad Pitt y una playa de cocoteros?”, hijo, cambia el repertorio) o el libro de estilo de Teresa Viejo (esa manera de aprovechar cómo el hijo sorbía los mocos). Teresa Viejo, que está empezando a parecerse a la bruja del oeste aunque no tenga esa nariz, está rehabilitando con Cambio Radical la figura de Nieves Herrero (incluso a la Nieves alcassariana). Menos mal que Aída tuvo más gente. Me parto con Marisol Ayuso. Está Mauri cortejándola y dice éste: “Me gustaría primero hablar con tus padres”. Y ella : “Por mí bien. Si tienes una pala…’).

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