Rosa Belmonte el 04 jun, 2007 El domingo me estaba durmiendo delante de la tele y, con el fin de despertarme, cambié a El Rondo (Red Bull, inyección de adrenalina en el corazón, El Rondo.. qué más da). Vi a Jimmy Giménez-Arnau hablando de la Selección. Po Po ¡Poughkeepsie! En realidad, era Paco GarcÃa Caridad pero durante unos segundos (plano general y cambio inmediato a plano corto de Camacho) tuve el susto en el cuerpo. No porque Jimmy me parezca peor que Karpin o Bobby Gómez (en los toros, las señoras lo señalan como a una estrella: ‘Mira, el del Rondo’, como si hubieran visto a Jorge Negrete) sino porque la gente en la tele ha llegado a ser tan igual que ya no distingo a unos de otros. Tengo que ver menos la televisión española. A ver, un poco de salsa holandesa. Por supuesto, se trata del último fake. Resumen (somero) de lo publicado: La guerra de los mundos de Orson Welles, Amo a Laura, el escaño de Zapatero, la pulsera Todos con Pantoja o el cebo de SLQH con Todos con Julián. Y lo del riñón. La televisión holandesa (y Endemol), inventores de Gran Hermano, siguen dando lecciones de televisión (otra cosa es que las lecciones sean buenas, malas, regulares o indiferentes). No entiendo un pimiento pero, como ya sabemos de qué va la cosa, dejo el vÃdeo. Éste me gusta especialmente porque sale la foto y la risa del fundador de la cadena, Bart de Graaf, que era una mezcla entre TintÃn y Leslie Jordan, el asesino de su madre en Boston Legal y Beverley Leslie, el archienemigo de Karen en Will & Grace (de todas maneras, en este hay locución explicativa). Me encanta oÃr el holandés. Como decÃa Mark Twain, no es un idioma, es una enfermedad de la garganta. Hemeroteca Comentarios Rosa Belmonte el 04 jun, 2007