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Blogs Enciende y Vámonos por Rosa Belmonte

De Seattle Grace a Seattle Grace y tiro porque me toca (que no rima)

Rosa Belmonte el


Me da la impresión de que en la tele (en la Fox) siempre están poniendo Anatomía de Grey. No sé cuántas veces he visto ya los tres primeros episodios, sobre todo los dos primeros. Si no es en la Fox, en Cuatro. Ya casi soy capaz de recitarlos de memoria. Si estoy viendo la tele y doy vueltas por los canales, (anoche, domingo, por ejemplo), acabo en el Seatlle Grace. Un poco de Aída para darme cuenta de que el niño Fidel y la falsa chacha Sonsoles de Yo soy Bea deben de haber ido a la misma escuela de (des)interpretación porque hablan de la misma forma (vehemente, afectada y exagerada). Con respecto a Bea, una cosa (con permiso de quien en este blog es el especialista en la telenovela y que la glosa con tanta gracia). Vale que Telecinco esté estirando el chicle que tan buen resultando le está dando, pero ya está bien. Si la trama de la Bea que se convierte en guapa (cosa que dudo) la aguantan, que se desvele por lo menos la verdadera identidad de Sonsoles y den un poco de vida a la cosa. Bueno, ellos sabrán.


Decía que un poco de Aída, un poco de nostalgia con Kramer contra Kramer en Telemadrid (y el anuncio de Héroes para el próximo jueves; mientras no la traten igual que a Nip/Tuck), un poco de Sharon Stone en Casino (en Cosmopolitan), nunca ha estado más guapa, y vuelta al Seattle Grace, a ese momento toalla tan tonto (bueno, hay dos momentos toalla, uno de tontarra tío bueno y otro de adorable tía rolliza). Como digo, ya casi me sé los diálogos. Dos rondas más y lo consigo. Luego esas líneas se te quedan para los restos. Comprobado. El otro día estaba viendo el episodio de Luz de luna (siempre hay que volver a los clásicos) cuando Maddie y David se lían (antes de la tercera torta empieza a sonar Be my baby de Las Ronettes) y me sorprendí repitiendo lo que Bruce Willis y Cybill Shepherd se decían en la discusión calentorra previa a mandar la mesa a tomar por saco y revolcarse por la alfombra.


 Lo había visto demasiadas veces en el vídeo (de Altamira). Y me preguntaba cuál era mi episodio de Luz de Luna favorito.  Si la obra maestra de La escena onírica siempre llama dos veces de la segunda temporada, aquel en blanco y negro que estaba dedicado a Orson Welles, quien hacía la introducción y que murió cinco días antes de que se emitiera el episodio, aquel en que Cybill Shepherd  cantaba Blue Moon (no vale compararla con Julia Otero en Telepasión).  No sé si prefiero ése o Soy curioso… Maddie, el que he contado antes. Creo que  el otro es mejor pero me quedo con éste (Bruce, Cybill, Mark Harmon). Probablemente porque es más romántico. Y esa debe de ser la razón por la que siempre acabo en Anatomía de Grey, esa serie de amor (de instituto y de amor) donde también hay un triángulo de tres guapos (otra cosa que comparten ambas series es que la gente se llame Addison, ya sea de nombre o de apellido). 


Sólo un poco del indescriptible Dolce Vita del sábado. Por el directo de Juan Luis Alonso y por esa frase de la locución (vamos, que es de las que se escriben, no salen a bote pronto) donde se soltó (refiriéndose al novio de Érika Ortiz) “Él la encontró la mañana del miércoles. Sola, abatida, sin vida”. Sí que estaría abatida, sí. Estas cosas me producen una enorme tristeza. Por un lado, el hecho de contemplar el dolor de los demás. Por otro, el hecho de escuchar el análisis sin recato que otros hacen del dolor de los demás. Por eso acabo refugiándome en series de amor (no de médicos, no de detectives).

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