Cuando el año pasado leí en el Vanity Fair el artículo ¿Por qué las mujeres no son graciosas?, de Christopher Hitchens, me pareció una idiotez (pongo el enlace de La verdad porque en el de ABC, además de estar cambiado el título, el último párrafo aparece cortado y no se lee el nombre de Tory Spelling, con lo cual no se entiende una papa). La propia revista sacó en su reciente número de abril (el penúltimo) una refutación a lo grande. ¿Quién dice que las mujeres no son graciosas? Con las grandes cómicas de la actualidad, fundamental (casi) exclusivamente televisivas. La enorme Tina Fey (lunes, 22.30, Rockefeller Plaza en Paramount Comedy, bien) y sus congéneres Maya Rudolph, Sarah Silverman, Kristen Wiig, Amy Sedaris….
Aunque es verdad, como dice Nora Ephron, que ahora hay muchas más mujeres graciosas de las que había también lo es que todo tiene más mujeres y el humor no iba a ser una excepción. De todas maneras, cuenta con una explicación: la televisión por cable y las muchas horas que hay que llenar.
En fin, aunque ahora seamos fans de todas esas chicas del cable (o del Saturday Night Live, el vivero de toda la vida) no por eso vamos a olvidar a las mayores (pero también televisivas), entonces cable free, a todas esas que se siguen riendo de sí mismas. Por ejemplo, a Roseanne Barr y a Joan Rivers. La machunga y la femenina. Las superoperadas que hacen chistes de ello (no van a ser los otros los únicos que los hagan).
Ya es un clásico el episodio de Nip/Tuck donde Joan Rivers va a que le reviertan todos sus retoques. Luego, cuando ve como quedaría (como E.T.), se echa para atrás (en la evolución también cuentan los avances médicos) e incluso pide cita para un nuevo lifting. Y el otro día, Roseanne Barr fue al programa de Craig Ferguson (The late late show) y dijo que se había hecho un rejuvenecimiento vaginal (“ahora tengo va-junior”).
Buscando cosas de Roseanne, he dado con aquel estupendo episodio al que iban las Absolutely Fabulous Jennifer Saunders y Joanna Lumley (con ellas tampoco se puede decir que las inglesas no sean graciosas). Aunque sólo fuera por el vestido que se atreve a ponerse Roseanne Barr (luce espalda morcona y lorzas, si eso) merece la pena echarle un vistazo.
Por cierto (aunque nada tenga que ver), cada vez que pongo la tele veo a Mercedes Milá (viernes noche, sábado noche). Creo que por eso miro el tubo. Soy fan, nunca lo he ocultado, pero como la cosa siga así (y mucho más con esa obscena publicidad de Vaio) creo que voy a mirar menos Telecinco. Bueno, las promos de Aída están siendo tan brutales (con el niño negro) que esta noche sí va a caer.
(Me gusta tanto la foto de Jane Darwell que no me he podido resistir, y eso que siempre la asocio a Las uvas de la ira que, desde que era pequeña, es una de las películas que más triste me ponía, sobre todo cuando se moría la abuela.)
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