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Blogs Protocolo y etiqueta por Maira Álvarez

James Bond y la comunicación no verbal

Maira Álvarez el

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La seducción subliminal de hombres y mujeres es rica en matices psicológicos que se escapan a nuestro entendimiento. Es decir, estos hombres seductores inoculan en nuestro subconsciente sensaciones positivas y agradables, muchas veces sin haber tenido que abrir la boca. Y lo primero para gustar a alguien, es gustarse a uno mismo.

Nuestra sociedad valora a los seres productivos y racionales. Y muchas veces, tanto en reuniones como en entrevistas de trabajo, da igual lo preparado que tengas un tema, o tu propia experiencia laboral: al cerrar la  puerta, lo que el entrevistador (o posible cliente…) recuerda es la impresión que el candidato le ha podido causar. De hecho, el apretón de manos inicial, tu voz al saludar y la ropa que lleves habrá hecho que inconscientemente, tu interlocutor se relaje o adopte medidas defensivas en tu contra. Y no habrá necesitado más de quince segundos para ello.

 

Es por ello que una figura como la del personaje James Bond se convierte en un ejemplo perfecto a la hora de buscar un “ideal” a quien copiar. Te guste o no el espía (por favor, no hablo de los  diferentes actores que lo han interpretado), seguramente sí coincidirás en que es una persona fría, tranquila y que no pierde jamás la calma. El lenguaje no verbal es mucho más importante y definitivo que el verbal. Nuestra boca puede mentir, pero nuestro cerebro envía señales de cómo nos sentimos. Y cada vez se ve más, como en los debates políticos o en las interminables reuniones que tienen los candidatos de los diferentes partidos políticos.

Este gesto denota el nerviosismo de Albert Rivera

Pablo Iglesias domina la escena y su espacio: Piernas cruzadas con espacio, brazos abiertos, libreta en la mesa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las claves de Bond:

El ser tan seguro en sí mismo lo hace sexy. Desarrolla nuestros mecanismos de empatía fisiológica.

Sabe que es bueno en su trabajo. Es mejor ser confiado que ser racional. Una persona segura en su campo es más resistente y estable.

Camina erguido y nunca encorvado. Una buena postura aumenta los sentimientos de poder y confianza.

Siempre está en calma. No corre por la calle, ni hostiga en el trabajo. Gracias a la calma, consigue serenar a los que le rodean.

Tiene la voz tranquila y no grita. Habla despacio y no monopoliza la conversación.

Tiene sentido del humor. Contar chistes en el momento oportuno denota inteligencia.

Tiene carisma

No demuestra nerviosismo (gesticulando las manos, moviendo el pie si está sentado, tocándose una oreja…)

Mantiene el contacto visual al hablar.

No muestra sus emociones ni sentimientos. A la hora de ligar, este misterio aumenta el atractivo de una persona.

No sonríe demasiado, cosa que aunque parezca extraña, gusta en un hombre.

Su lenguaje corporal es dominante, ocupa espacio.

Viste correctamente. La apariencia propicia una buena primera impresión, hecho que abre muchas puertas. No a los trajes marrones ni a los zapatos sucios. En las mujeres, no al excesivo carmín o ropa ajustada.

Si eres hombre, no pidas trabajo sin antes afeitarte la perilla.  En las películas de Hollywood, los malos lucen perilla porque da un aire siniestro.

 

En resumen: cabeza levantada, control de las emociones, tranquilidad y buena apariencia. Piensa. En una entrevista de trabajo… ¿contratarías al histrónico Jim Carrey o al hierático James Bond?

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