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Los 10 mandamientos del anti- invitado a una boda.

Maira Álvarez el
Fuente: dailystar.co.uk

Se acerca la temporada de bodas y seguramente muchos de vosotros tengáis ya una invitación a algún enlace al que debéis asistir más o menos por compromiso.  O todo lo contrario, y estéis más expectantes que los propios novios deseando que llegue el día “B”.  Ya sea una boda civil, religiosa, de día, campestre o en un salón de Albacete, hay ciertos pecados que os aconsejo evitar si no queréis que esa boda sea la última a la que os inviten. No hay nada más peligroso que enfadar a una novia el día de su casamiento: hay cosas que jamás seolvidan.

 

Llamar la atención más que la novia

Hay ciertas reglas del dress-code que hay que respetar: nunca vestir de blanco (color exclusivo para la novia) ni de negro (por ser de luto). Por ese motivo, los hombres tampoco deberían llevar corbata negra.

No hay que llevar vestidos con grandes escotes, ni aberturas laterales, ni demasiado minifalderos.

Es una boda, no la gala de los Óscar: evitad las lentejuelas, los vestidos largos de noche o los looks de Lady Gaga. No os van a dar un premio.

 

Tocados infernales

Un bonito tocado o pamela puede ser elegante, original y hacer que destaques con clase, pero también puedes convertirte en la pesadilla de todos los que te rodean. Hay tocados ideales para las carreras de Ascott, pero no para acudir a un enlace. A nadie le apetece tener que estar esquivando plumas larguísimas cada vez que te giras. Además, recuerda que no te lo puedes quitar en todas las horas que dure la velada. Que la gente te esquive por tu atuendo te quita mil puntos de glamour.

Consejo: menos es más.

 

 

 

Emborracharse

Es cierto que para muchas personas, el mayor aliciente que tiene una boda es la barra libre. Sin embargo, una boda no es el lugar para beber como si no hubiese mañana y hagas el ridículo delante de familiares y amigos.  Intentar perrear delante de tu abuela, vomitar delante de alguien o caerte y romperte un tobillo deberían hacer que controles la cantidad de gin tonics que tomas.

Consejo: el “estamos tan agustito” de Ortega Cano sólo le pareció bien a Ortega Cano.

No os perdáis este trágico vídeo: novia sangrando y boda arruinada por culpa de una borracha.

 

Criticar

Las bodas son reuniones sociales amables, de carácter festivo. No es el momento de ser un estilista, aunque el vestido de la novia te parezca horrible, ni ponerte a despotricar para intentar destacar. Si la comida no te gusta, el servicio es lento, las canciones son horteras… paciencia. Es el día de los novios y ellos lo han escogido así.

Consejo: muérdete la lengua, no eres Peñafiel.  Criticar te retrata.

Fuente: enlighted.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El regalo

Intenta seguir las pautas marcadas por los novios. Hay parejas que prefieren dinero (por favor, evita aparecer con el sobre el día de la boda, es un detalle horrible), otras que elaboran una lista de bodas y las menos que dejan al libre albedrío del invitado el regalo. En cualquier caso, presentarse con una plancha en el lugar del convite hará que te fusilen más de un par de ojos.

 

Arrear ovejas

Seamos educados. Si en una reunión del trabajo no te da por gritar “!que se choquen las manos!” aquí tampoco empieces a gritar el ¡que se besen!. En el año 2016, seguro que se han besado ya ante

 

Clase, por favor

Sobre todo los hombres, muchos sufren una metamorfosis en cuanto empiezan a tener el estómago lleno: en la mesa hay que mantener la chaqueta puesta, aunque se desabroche. Nada de arremangarse la mangas ni ponerse la corbata en la cabeza. Eso pasó a la historia como el siglo XX.

Ver a algunas mujeres caminando y arrastrando el vestido como en un casting de The Walking Dead no ayuda a dar nivel a una boda.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No eres Fred Astaire

Reprime tus ansias aunque seas un consumado bailarín. El baile nupcial, tradicionalmente, lo abren los novios. Luego salen a bailar con los padrinos y luego ya pueden compartir pista el resto de los invitados.

No es el momento de hacer un círculo a tu alrededor mientras giras y giras a tu pareja mientras el resto de los asistentes están acorralados. Ni de marcarte una lambada, aunque acabes de ligar con la prima de la novia.

Ten cuidado si bailas con una copa en la mano, los accidentes ocurren.

 

Chucky era un muñeco

Pero también pueden pensar en él mientras ven a tu hijo correteando entre las mesas. Habla antes con los novios si puedes acudir con tu pequeño o no. Los niños se aburren y no pueden evitar llorar, moverse, gritar e inventar mil travesuras. Hay parejas que prefieren que no haya niños en su boda, y están en su derecho, no puedes molestarte por ello.

Fuente: forajulproductions.com

 

 

 

 

 

 

 

Quien fue a Sevilla….

Una de las labores más arduas a la hora de preparar una boda es sentar a los invitados en las mesas: hacer grupos de ocho o de diez, intentando emparejar familias, amigos, solteros… y hacer que nadie se sienta desplazado. No sabéis la de broncas que hay entre las parejas por culpa del seating plan, o quizá sí, y os acordéis de enlaces pasados donde una tía quedó relegada o había amigas que no se llevaban entre ellas y hubo que romperse la cabeza para sentarlas en mesas separadas. Es por ello que a una novia le pude dar un telele si llegas y decides de motu propio cambiarte de mesa porque te apetece charlar con tal persona. Desbaratas horas de esfuerzo, y es una tremenda falta de educación. Come con las personas que te han asignado, y ya tendrás tiempo de socializar más tarde durante la fiesta.

 

Hay horas de trabajo detrás de esta composición

 

Bodas

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