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La “Tragedia de Hillsborough”

La “Tragedia de Hillsborough”
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Javier Ramudo Garcia el

Sábado, 15 de abril de 1989, en el estadio de Hillsborough,  Sheffield (Inglaterra): fallecen 96 personas aplastadas contra las vallas del estadio a causa de una avalancha.

El partido entre el Liverpool y el Nottingham Forest, correspondiente a las semifinales de la Copa de Inglaterra, se encuentra en la primera parte. De repente, el comentarista televisivo alerta de que algo no va bien. Aficionados del Liverpool están saltando al césped,  y no parece que sea para reivindicar nada en absoluto. Se están asfixiando tras la portería de los “Diablos Rojos”.

El partido se suspende de inmediato. Las imágenes son dantescas. Heridos y muertos se juntan tumbados en el campo de juego. Otros se quedan en las gradas. Las 96 personas fallecidas son seguidoras del Liverpool.

La “Tragedia de Hillsborough”, nombre por el que pasará a la historia lo ocurrido aquel día, se se produjo solo cuatro años después de la de Heysel, en la final de la antigua Copa de Europa que enfrentaba al Liverpool y a la Juventus de Turín. Aquellos incidentes provocaron el fallecimiento de aficionados, en su mayoría italianos, por las cargas que hicieron los “holligans” ingleses. Por ello, la UEFA expulsó a todos los equipos ingleses de las competiciones europeas durante seis años . El Liverpool queda señalado como equipo maldito, agresivo, con aficionados asesinos, odiados en todo Europa y especialmente en Inglaterra.

En Hillsborough, los medios de comunicación y, especialmente, el gobierno inglés culpan a los aficionados de lo ocurrido . Algunos ven muchas similitudes de comportamiento radical, de “holligans”, entre este suceso y el de Heysel. Se atribuye el exceso de aforo tras la portería del Liverpool al acceso de muchos aficionados sin entrada. Muchos de ellos, ebrios. Oficialmente, se da el caso por zanjado.

Sin embargo, las familias de los 96 muertos, junto con el club, ponen en marcha una campaña para investigar los hechos y reabrir el caso. El 12 de septiembre de 2012, tras años de litigios y movilización ciudadana, una comisión de investigación independiente concluyó que la causa de la avalancha no fue ninguna acción violenta por parte de los aficionados, sino el exceso de aforo y el mal estado del estadio, que no cumplía los requisitos de seguridad necesarios, y señala a la policía, responsable de la seguridad del estadio aquel día, como la culpable de la tragedia. El primer ministro británico, David Cameron, ofreció sus disculpas en la Cámara de los Comunes. La mayoría de las familias de las víctimas sintieron que finalmente se hizo justicia.

 

Vídeo suceso  15 de abril de 1989, en el estadio de Hillsborough


26 años después de lo ocurrido, hace apenas mes y medio, el jefe de policía de aquel encuentro, David Duckenfield, reconoció su responsabilidad prácticamente exclusiva en la gran tragedia del fútbol británico: “Las muertes se produjeron por la aglomeración en la zona central de la grada (…) Si la gente no hubiese entrado por ese acceso [un túnel] , se habrían evitado aquellas muertes (…) Me equivoqué al no darme cuenta de la necesidad de cerrar aquel acceso (…) Ese error fue la causa directa de 96 muertes”.

Hasta este año, y a pesar de las pruebas recabadas y las presiones recibidas por las múltiples campañas que ha habido desde el suceso,  Duckenfield había negado en diferentes entrevistas la responsabilidad, así como cualquier error por su parte en la toma de decisiones.

La “Tragedia de Hillsborough” sirvió para cambiar las reglas de seguridad en los estadios ingleses y, posteriormente, en el resto de estadios europeos y del mundo. Desaparecieron las vallas de los estadios. Todas las entradas son con asiento, ya no existen accesos de pie e incluso los partidos se retrasan si los aficionados tienen dificultad en los accesos al estadio.

Un recuerdo triste aquel 15 de abril de 1989, pero que al menos sirvió para tomar medidas para que nunca volviera a ocurrir un desastre similar. Y el tiempo además limpió el nombre de aquellas 96 personas que perecieron y a las que se tildó de radicales, de “hoolligans”.

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Javier Ramudo Garcia el

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