Willy, majo, háztelo mirar
Willy Toledo se va a quedar sin un monumento en el Malecón de La Habana. Acaba de criticar al régimen castrista. Como lo oyen, o lo leen. Nada menos que ha dicho que a ese régimen le queda un largo recorrido para ser un Estado democrático. ¡Qué valentía! ¡Qué dureza! Fidel y Raúl deben estar defraudados. Éste actor se nos está echando a perder. Después de esto, lo mismo, a pesar de los servicios prestados con anterioridad, hasta le impiden entrar en la isla o le acusan de estar al servicio de los intereses del imperialismo yanqui.
Y mientras, aquí, el pobre Toledo se siente agredido por los medios de comunicación, a pesar de que nunca le habían hecho tanto caso. En uno de ellos ha dicho, tan tranquilo, que en España tampoco se respetan los Derechos Humanos y hay cárceles secretas para inmigrantes. Y no para unos pocos, no: para miles; que por cierto debe ser difícil esconderlos a todos. Toledo no aporta ningún dato, pero lo suelta y ya está. Lo mismo que soltó que Orlando Zapata era un delincuente común y que los llamados presos de conciencia en Cuba son en realidad terroristas contrarrevolucionarios.
¿Dónde está Willy? ¿En qué mundo vive? ¿En alguno de los que recogen las películas en las que ha participado? Por favor, que se lo haga mirar o si no, si los Castro no están muy enfadados por sus últimas palabras y le dejan entrar, que se vaya a vivir a Cuba, como un cubano de a pie, no de la nomenclatura. Y que intente convencer al régimen de que tiene que democratizarse. Seguro que tiene las diligentes cámaras de televisión cubana dispuestas para hacerle de altavoz, en cuanto pasen las últimas proclamas de Fidel. Y, si no, el prestigioso Granma mismo o el influyente y liberal Juventud Rebelde, que acogen en sus páginas todo tipo de opiniones. A lo mejor, hasta le dejan interpretar a Fidel o a Raúl. Después de todo, se identifica mucho con ellos.
Cuba