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Osetia del Sur, Transnistria, Abjasia, Somalilandia…y Cataluña

Osetia del Sur, Transnistria, Abjasia, Somalilandia…y Cataluña
Luis Ayllón el

Hace unos días, los independentistas catalanes recibieron el inestimable apoyo de Osetia del Sur, que se ha aprestado a abrir una “embajada” en Barcelona. En realidad se trata de una oficina, a la que el Gobierno español considera una dependencia sin ningún valor representativo, porque España no reconoce a esa región de Georgia, que en 2008, se separó de manera unilateral, contando con el respaldo de Rusia.

Osetia del Sur lleva casi diez años esperando que algún país la reconozca como Estado independiente, pero sólo ha obtenido el apoyo de Venezuela, Nicaragua y Nauru. Todo un éxito. España acaba de reiterar su respaldo a la soberanía e integridad territorial de Georgia, como no podía ser menos.

La “exitosa” experiencia de Osetia del Sur, como la de Abjasia, Nagorno-Karabaj o la pintoresca Transnistria -que recuerda los restos del naufragio soviético- debería hacer pensar a los independentistas catalanes lo que le espera a la República de Cataluña. Ninguno ha obtenido más allá de cuatro o cinco apoyos.

Posiblemente, en su delirio, los secesionistas confían en que, una vez dado el paso, quienes ahora le niegan su apoyo -que son la inmensa mayoría de los países del mundo-, terminarán por dar su reconocimiento. Pero no será así. Muchos lo han expresado ya públicamente. Nadie está dispuesto a enemistarse con España. Posiblemente, ni siquiera Venezuela, a pesar de las bravatas de Nicolás Maduro.

Así que, si Puigdemont y sus muchachos pueden recibir algún apoyo, para no quedar como Somalilandia -un Estado al que no reconoce ningún país en el mundo-, tendrán que confiar en los famosos protagonistas de los conflictos congelados: Osetia del Sur, Abjasia, Nagorno-Karabaj y Transnistria, que se dan el apoyo entre sí. Como mucho, podrían contar también con Kosovo, por despecho hacia España, uno de los pocos países de la UE que no reconoció su independencia cuando se desgajó de Serbia en 2008.

Ese es el futuro que le espera a una República de Cataluña y no la Arcadia feliz que prometen los independentistas.

Cataluña

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