Manos libres en Libia

La liberación de Manu Brabo deja a España con mayor libertad de acción en Libia. Hasta ahora, el Gobierno había actuado con bastante cautela en sus relaciones con el régimen de Gadafi para no perjudicar la puesta en libertad del fotógrafo español. Incluso, su participación en la coalición militar internacional para frenar a Gaafi, está siendo bastante discreta.

Además, su acercamiento a la facción rebelde se ha hecho sin ningún tipo de prisas. Se ha reconocido al Consejo Nacional de Transición como interlocutor, siguiendo las pautas europeas, pero sin significarse de manera especial. Se decidió el envío de un diplomático a Bengasi, como “embajador” oficioso ante los rebeldes, pero su viaje no se materializó hasta pasadas varias semanas. José Riera, el encargado de esa tarea ha estado unos diez días en Bengasi y ha regresado a España, aunque el plan es que vuelva a Libia dentro de poco tiempo, tras haber informado a las autoridades del Ministerio de Exteriores sobre los contactos mantenidos con los dirigentes rebeldes.

Riera se ha visto, entre otros, con el secretario general del Consejo, Ali Sayed Elbarghati, y con el responsable de Asuntos Políticos, Fathi Albeigi, y les ha reiterado la invitación para viajar a Madrid, como han hecho a otras capitales europeas. De todos modos, para el Gobierno resultaba más cómodo que no aceptaran la invitación mientras Manu Brabo estuviera en manos del régimen libio.

Ahora, España se encuentra con las manos más libres para reforzar las relaciones con los opositores a Gadafi y a la vez para presionar más a éste, adoptando algunas medidas, como por ejemplo, forzando al embajador libio en Madrid a abandonar el país, como han hecho otros gobiernos europeos.