Los macacos y el Foro de Gibraltar

El 21 de julio de 2009, en todo lo alto del Peñón, en  el “Top of the Rock”, que dicen los gibraltareños, un eufórico Peter Caruana mostraba a Miguel Ángel Moratinos y a su colega británico, David Milliband, las aguas de la Bahía de Algeciras y, sobre todo, las que rodean la colonia, en la que tantos incidentes ha habido que registrar. Mientras, los macacos que pululaban a sus anchas por allí aprovechaban los descuidos de los turistas para arrebatarles, con gran habilidad y rapidez, sus bolsas y mochilas en busca de comida.

Tan avispados como sus famosos monos, se muestran los dirigentes gibraltareños, que han aprovechado como nadie la iniciativa del Gobierno de Zapatero de crear un Foro Tripartito de Diálogo sobre Gibraltar. La idea del Foro puede no ser mala, al menos en teoría. Ya que otro tipo de actitudes no habían dado resultados y no se había convencido a los “llanitos” de lo bueno que es ser españoles, se trataba de ganarse su confianza a base de acuerdos de cooperación que beneficiaran a los habitantes del Peñón y también a los del Campo de Gibraltar.

La realidad es que los primeros se han visto bastante más beneficiados que los segundos, si se exceptúa, quizás, la solución alcanzada para las pensiones de los españoles que trabajaron en la colonia. Y sobre todo, el gran resultado, ha sido que Caruana, tras casi quince años en el poder, ha visto fortalecida su posición. Se considera una parte más del juego y trata de tú a tú al Gobierno español, permitiéndose suspender reuniones, retando al ministro Moratinos a que lleve el contencioso sobre las aguas que rodean al Peñón al tribunal de La Haya, y reclamando la presencia de la Armada británica para “defender” a la Policía gibraltareña de los pérfidos acosadores de la Guardia Civil.

A la vista de la situación a la que hemos llegado, habrá que concluir que ni el Foro fue una magnífica idea, ni la visita que Moratinos hizo al Peñón un acierto diplomático. Aquí sólo han salido ganando los gibraltareños y el Reino Unido que lleva ocho años (los dos últimos del PP y seis largos del PSOE), sin ser molestado sobre los asuntos que se refieren a la soberanía.