Disidentes por el mundo
La decisión de las autoridades de Cuba castrista de eliminar la necesidad de un permiso de salida del país, la famosa, entre los cubanos, “carta blanca”, está haciendo posible que destacados opositores al régimen de los Castro viajen por el mundo. Ya lo ha hecho la bloguera Yoani Sánchez y estos días se encuentra en España la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler. Además, Rosa María Payá, hija del fallecido Oswaldo Payá, ha visitado ya varios países.
El último de esos países ha sido Suecia, donde se ha entrevistado con Aron Modig, el joven político democristiano que viajaba con Ángel Carromero, en el coche siniestrado en Cuba, donde murieron Oswaldo Payá y Harold Cepero. Al parecer, Rosa María Payá ha podido sacar poco en claro de su encuentro con Modig, que sigue afirmando que no recuerda nada del accidente, por lo que tiene que aferrarse a lo que le ha dicho Carromero: que un coche con distintivo cubano les embistió y les sacó de la carretera.
Carromero, que no ha tenido a bien hablar con ningún medio informativo español de lo que sucedió, sí ha ratificado esa información ante el Washington Post, y ha provocado malestar en el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, que le recuerda lo que firmó en Cuba en sentido contrario.
Es obvio que Carromero declaró lo que hiciera falta declarar con tal de salir de Cuba y ahora sus palabras ponen en un aprieto al Gobierno español, que trata de mantener el compromiso alcanzado con los cubanos, que viene a ser el de libertad de Carromero a cambio de dar por buena la versión del régimen y los procedimientos empleados en el juicio.
García-Margallo no quiere que se le abra un frente nuevo en la relación con Cuba y teme que si apoya las demandas de la familia de Payá de que se abra una investigación internacional independiente, se quede sin capacidad para gestionar otros posibles casos de españoles detenidos en la isla. Esa es la idea que dejó en una reciente comparecencia en el Congreso en un tenso cruce de palabras con la diputada Irene Lozano, de UPyD, el partido que ha tomado la causa de los disidentes anticastristas por bandera.
Pero, mantener esa actitud por parte del Gobierno, por muy bien intencionada que sea, supone, en cierto modo, aceptar ser rehenes del régimen castrista, experto en manejar como moneda de cambio a los presos, sean españoles o cubanos.
Sorprende que el ministro García-Margallo afirme que solo irá a Cuba si puede hablar libremente con los disidentes y que estos estén teniendo, de nuevo, fácil acceso a nuestra Embajada en La Habana, y, por el contrario, que la relación que se mantiene con quienes llegan a España esté siendo bastante fría.
Aunque sí ha tenido contactos con dirigentes del PP, como el responsable de Relaciones Internacionales, José Ramón García Hernández, los disidentes no han hablado, que se conozca, con miembros del Gobierno. Por el contrario, Rosa María Payá, además de reunirse con altos cargos del Ministerio de Exteriores de Suecia, ha sido recibida por el titular de ese departamento en Noruega, y puede mantener pronto un encuentro con el jefe de la diplomacia checa, Karel Schwarzenberg, quien también ha recibido hace unos días, a la bloguera Yoani Sánchez.
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