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Blogs Terminal Cero por Luis Ayllón

Del Bella Center al velatorio

Luis Ayllón el

Esto de los Juegos Olímpicos comienza a ser ya como lo de Eurovisión. Ganamos una vez (o vez y media, con Salomé) y ya no hay manera de repetir. Ni aunque llevemos la mejor candidatura y la presentemos estupendamente, como ocurría en esta ocasión. Cada vez juegan más otros factores, en este mundo globalizado. La situación estratégica, los aspectos económicos, los equilibrios regionales. La política internacional, en fin.


La delegación española lo sabía y, por eso, el discurso de Zapatero tuvo bastantes guiños políticos dirigidos a los delegados, incluida la promoción, desde nuestra cercana presidencia europea, de una especie de cumbre sobre el deporte entre el COI y la UE. Fue una buena jugada, en un buen discurso, como todos los demás. Pero ni eso, ni la presencia del Rey y el bagaje olímpico de la Familia Real, ni los emotivos llamamientos de Samaranch, lograron lo que todos queríamos. La corazonada llegó hasta el final, pero no tocaba tampoco esta vez. En el Bella Center danés se nos volvió a quedar cara de funeral.
En el fondo, todos temíamos que era la hora de Brasil. El peso de Lula es hoy, por hoy, enorme. También lo es el de Obama, quizás mayor, pero el presidente de Estados Unidos no se comprometió con la candidatura de Chicago como lo hizo el brasileño. Y Brasil cada vez pinta más en el mundo. Es una de las principales economías emergentes y, sin duda, quien marcha ahora el ritmo en Iberoamérica, que además, puede hacer un poco suyos los Juegos de Rio de Janeiro, porque nunca se habían celebrado en ese subcontinente.

Brasil está de moda. No sólo hay samba y futbolistas, aunque también el Mundial de Fútbol de 2014 se celebrará allí, donde cualquier niño con un balón en los pies parece un futuro Pelé. Es uno de los miembros activos del G-20, el club llamado a liderar las decisiones económicas mundiales y donde España todavía sigue siendo un invitado especial.

Por cierto, recuérdense las reticencias de Brasil, expresadas por su ministro de Hacienda, Guido Mantega, a la participación de España en la última cumbre del G-20. Y es que, por más que tengamos firmados con ellos un acuerdo estratégico, los brasileños -no lo olvidemos- nos ven más que como socios como su principal competidor en América Latina, debido a la potencia de nuestras empresas. Y esta vez se han llevado el gato al agua de la preciosa bahía de Río.

 

JJ. OO.
Luis Ayllón el

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