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Cuba: Top Secret

Luis Ayllón el

En el almuerzo que mantuvieron el pasado día 17, Su Majestad el Rey y Barack Obama se habló de Cuba. Según fuentes conocedoras del contenido de la reunión, no se habló mucho más que de otros asuntos, pero se habló. No ha trascendido lo que allí se dijo, pero es obvio que, por más que el Gobierno español trate de avalar su actitud comprensiva hacia el régimen castrista en que Estados Unidos también ha cambiado su política, lo cierto es que hay diferencias entre un planteamiento y otro. Sin ir más lejos, las delegaciones norteamericanas que van a La Habana se reúnen también con disidentes y no sólo con autoridades oficiales, como hacen las españolas.
En el almuerzo entre Don Juan Carlos y Obama estaba presente Miguel Ángel Moratinos, el principal impulsor del acercamiento a los Hermanos Castro, con la esperanza de que hagan alguna reforma democratizadora. El ministro de Asuntos Exteriores seguramente percibiría en la conversación que la Casa Blanca no está dispuesta a dar un cheque en blanco al régimen de La Habana. Por el contrario, Moratinos sigue empeñado, en convencer a la Unión Europea de que cambie la Política Común establecida en 1996 por un acuerdo bilateral, con la esperanza de que los cubanos se comprometan a hacer una serie de cambios y respetar los Derechos Humanos.
Es verdad, que desde que en Moncloa le advirtieron de que no estaban dispuestos a enturbiar la presidencia europea por un asunto como ese, el fervor del ministro ha disminuido sensiblemente. Aún así, hace sólo unos días se ha celebrado en Madrid una nueva sesión del mecanismo bilateral de diálogo sobre Derechos Humanos creado entre España y Cuba.
Teniendo en cuenta el secretismo que Moratinos ha impuesto sobre esa reunión, no cabe pensar que los cubanos se hayan comprometido a hacer grandes cosas. Es decir, como siempre.
Lo único que Moratinos, recurriendo a razones humanitarias, puede exhibir hasta el momento es la expulsión de cuatro disidentes presos a España y la liberación de otros dos que estaban a punto de cumplir sus condenas y se encontraban delicados de salud. Por si fuera poco, uno de los expulsados ha cargado contra el Gobierno español acusándole de falta de atención. Los otros tres sobreviven ahora gracias a la Comunidad de Madrid, que les pasa los 1.200 euros que antes les daba el Ejecutivo.
Alguien podrá decir que hay mucha gente en España que, después de muchos años de trabajo, reciben menos de esa cantidad. Es cierto, no les falta razón, pero también es verdad que esas cuatro personas hubieran querido quedarse en su país y fueron expulsadas por la dictadura castrista después de un acuerdo con el Gobierno de España, al que, lógicamente le corresponde una cierta responsabilidad, ya que quiso apuntarse el tanto de la liberación.

 

 

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