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Blogs Jugar con Cabeza por Federico Marín Bellón

Un fallo técnico permitió a Deep Blue ganar a Kasparov

Federico Marín Bellón el

«The Washington Post» se hace eco de la publicación de un libro, «The Signal and the Noise» («La señal y el ruido»), de Nate Silver, que habla un poco de póquer y otro poco de ajedrez. Entre otras mil historias, cuenta una apasionante sobre un fallo técnico que sufrió Deep Blue y que paradójicamente pudo ayudar al monstruo de IBM a derrotar a Garry Kasparov en su duelo de revancha de 1997.

Una imagen (creo que es de Peter Morgan para Reuters) que dio la vuelta al mundo

En realidad, el truco de cometer un error para que el contrario se confíe es muy de jugador de póquer, aunque no parece que Deep Blue lo hiciera a propósito. También conviene aclarar que la historia que cuenta el libro se refiere al segundo duelo hombre-máquina, celebrado en Nueva York. En el primero, que tuvo lugar en Filadelfia un año antes, Kasparov se impuso sin problemas por 4-2, pese a que perdió la primera partida tras cometer un error tonto. ¿Se confió la máquina entonces?

En 1997, el ruso probablemente todavía se creía muy superior. Lo que no cuenta el libro, que yo sepa, es que el español Miguel Illescas también contribuyó con su trabajo (fue casi un «traidor» a nuestra especie, dicho sea con cariño) a derrotar al campeón del mundo. Uno de los responsables de aquel proyecto de IBM, Murray Campbell (autor a su vez de «IBM’s Deep Blue: Ten Years After») le contó a Silver que hacia el final de la primera partida entre Kasparov y Deep Blue fue cuando la máquina sufrió un pequeño fallo técnico.

En la jugada número 44, Deep (ya hay confianza) se quedó bloqueado y era incapaz de elegir una jugada. Para no perder por tiempo, tuvo que hacer un movimiento al azar, que resultó ser una jugada de torre sin el menor sentido. La partida ya estaba perdida y aquella jugada no tuvo en realidad ninguna repercusión, pero Kasparov, según Campbell, se tuvo que quedar con la idea de que su rival no había progresado lo suficiente y todavía no estaba a la altura.

Y así es Deep Blue en la intimidad, sin intermediarios

Campbell y su equipo repararon por segunda vez la máquina, que ya había cometido la misma pifia en una partida de prueba anterior. ¿Qué ocurrió en la segunda partida? Kasparov se puso estupendo, creyó que aquello iba a ser otra exhibición y perdió como un pardillo después de otro error lamentable. Campbell está convencido de que el recuerdo de la jugada absurda de torre de Deep fue la verdadera causa.

El resto de la historia es conocido. Siguieron tres tensas tablas y, en la última y definitiva partida, Garry se equivocó en el orden de jugadas en una apertura que no era su especialidad (una Caro-Kann) y perdió en poco tiempo. Para los no iniciados, Deep le dio una paliza después de sacrificar un caballo en la jugada ocho, lo que tuvo que ser aún más humillante para el campeón. La máquina todavía no era superior, esa es la verdad, pero la historia que quedó escrita es que, por primera vez, un campeón del mundo había sucumbido ante un ordenador.

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Federico Marín Bellón el

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