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El último valiente, destrozado por la máquina

El último valiente, destrozado por la máquina
Federico Marín Bellón el

Ningún gran maestro se enfrenta ya a los ordenadores. Sería como organizar una carrera entre un velocista y una moto. La fuerza de las máquinas es implacable y algunos ajedrecistas ni siquiera quieren jugar partidas de entrenamiento, porque puede llegar a minar su moral. La derrota histórica de Kasparov en 1997 se produjo cuando las fuerzas todavía estaban equilibradas, pero desde entonces quedó claro que la balanza solo podría inclinarse en un sentido. El armenio Sergei Movsesian, de 36 años, es el último valiente de nuestra especie. Ha jugado un duelo a seis partidas contra Komodo, uno de los mejores programas del mundo. Su Elo, de 3200 puntos, es muy superior al de cualquier humano. Magnus Carlsen, nuestro número uno, tiene 2853. El de Movsesián, de 2658, le permite estar entre los cien mejores del mundo.

Para que el duelo hombre-máquina no fuera una humillación completa, el humano contaba con ciertos factores a su favor, sin embargo. Como en las viejas partidas entre maestros y aficionados, el monstruo le permitió empezar cada juego con distintas ventajas de material. En las partidas que jugaba con negras, a Komodo le faltaba su peón de f7. En las que disputaba con blancas, era una calidad de menos la que sufría (una torre por un caballo).

El comportamiento de Sergei fue digno. Logró un punto y medio en las seis partidas. Entabló las dos primeras, pero luego perdió tres seguidas, para terminar con un nuevo empate en la última. El encuentro se celebró en Praga, a lo largo de dos jornadas. Si alguien acusó el cansancio, ya saben quién fue.

Las partidas se pueden reproducir en este enlace.

Si alguien quiere probar en sus neuronas la fuerza brutal de Komodo, puede comprar la versión 9 del programa, que comercializa ChessBase, por casi 80 euros. Hay otros programas, de fuerza similar e incluso superior, que son gratuitos, como Stockfish.

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