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Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

Comer con amigas, mucho mejor que tomar Lexatín

Gema Lendoiro el

Dice el refrán que quién tiene una amiga, tiene un tesoro. Bien cierto es. Hay muchas maneras de demostrar el cariño y el amor hacia las personas que quieres. Tener una amiga que siempre está al lado del teléfono para lo que necesites es, quizás, de las cosas que más valoro. A cualquier hora y en cualquier circunstancia. Tengo varias amigas desde hace más de veinte años que son un bálsamo cuando las cosas se tuercen. Casi todas están fuera de mi ciudad pero no importa, basta llamar y poder estar una hora cotorrea que te cotorrea para que las cosas se vean de otra forma. Por supuesto esto es bidireccional y cuando ellas necesitan ser escuchadas, tienen también mi tiempo, comprensión y cariño.

A veces me pregunto qué sería de nosotras, las mujeres, si nos quitasen algo que es tan nuestro como es desahogarnos a través de la comunicación. Un hombre se enfrenta a un problema quedando con un amigo para ir a tomar unas birras y el partido de fútbol que toque. O las motos. Pero dará poca cuenta de sus problemas a su amigo. Las cosas serán contadas en forma de titulares en la mayoría de los casos. Nosotras podemos ir a un bar también, pero nos centraremos en hablar del problema al que le pondremos pelos y señales y daremos ochocientas vueltas al asunto, una y otra vez.

Cuando me convertí en madre agradecí enormemente esas charlas a las diez y once de la noche con amigas que ya me llevaban años de ventaja y que, pacientemente, escuchaban mis sollozos porque doña Tecla no comía, tenía gases o cualquier otro problema sin la mínima importancia pero que, recién parida, es un dramón.

Tenemos muchísima más capacidad que los hombres para contarnos las emociones. Esto lo sabemos porque se ha demostrado científicamente y porque, no hace falta ser un lince para darse cuenta de que somos muchísimo más loros que los tíos en este tipo de cosas. Quizás por eso somos muchas más blogueras expresando sentimientos que blogueros (que suelen hablar más de política o de otras cosas) El caso es que el otro día tuvimos que tener una de esas sesiones que tanto me gustan a mí hacer de vez en cuando y que es quedar con dos amigas de esas que sabes que son incondicionales, que no fallan nunca, que siempre están ahí para todo. Decidimos que queríamos un lugar tranquilo, que no fuese caro (desde que somos madres más de 30 euros por comer con vino y esas cosas, nos parece una barbaridad) y una de ellas propuso Boggo (el de la calle Velázquez)

Llegamos a las 13.30 y decidimos organizarnos con nuestros respectivos hijos de manera que no tuviéramos prisa por irnos. Hacía meses que no teníamos una maratón similar y nos lo merecíamos. Estuvimos desde las 13.30 ¡hasta las 19.00! Ahí es nada. Los temas que se pusieron sobre la mesa fueron, por este orden, los hijos, enseñamos fotos, vídeos etc…Luego las parejas. ¿Hay algo más desestresante que poder hablar abiertamente de las cosas que te cabrean sin sentirte juzgada? Sí, lo sé, los hombre creen que cuando nos reunimos bien podría ser un aquelarre de brujas pero, miren, cuando varias mujeres se desahogan con sus amigas, la terapia es de tal resultado que, al llegar a casa una es tan feliz que no necesita ni psicólogo ni lexatín. Debería ser obligatorio comer con amigas al menos dos veces al mes. Sin prisa. En este sitio no tuvieron prisa en echarnos, algo que valoras porque cuando estás a gusto de sobremesa, lo que menos te apetece es levantarte e irte a otro lugar. Se pierde la magia.

Después de hablar de las cuestiones domésticas ya pasamos al tema trabajos y, como todas llevamos una maruja dentro, también hablamos de actualidad y no precisamente política. Fue tan terapéutico que, cuando llegas a casa, es como si te hubieras dado un masaje a cuatro manos. La comida estaba rica, el precio muy asequible, la atención también, así que el plan no podía haber sido mejor.

Yo sé que en algunos sectores hasta está mal visto que hagas un hueco en tu agenda y “desatiendas” tus obligaciones como madre pero yo quiero hoy aquí reivindicar que las salidas de amigas son fundamentales para ser una madre mucho más equilibrada (sí, sí, desconectar es fundamental para la estabilidad mental), para no sentir que has dejado de ser tú para ser sólo la madre de. Y, por supuesto, porque las relaciones funcionan si se cultivan y una manera de cultivarse es quedando de vez en cuando. Aunque sea una vez cada dos meses.

Y vosotras, ¿estáis o no estáis de acuerdo conmigo?

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PD. Estoy seleccionada para el premio a la mejor bloguera del año 2014 de ABC. Si crees que me merezco el premio, ya sabes, vota. Se puede votar todos los días hasta el 20 de noviembre. Pinchando aquí.

 

 

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