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Blogs La fiebre del oro(.com) por Jon Oleaga

Cebras en vez de unicornios: otro modelo de emprendimiento

Cebras en vez de unicornios: otro modelo de emprendimiento
Jon Oleaga el

Ser emprendedor está de moda. Cada día aparecen nuevas empresas con propuestas más o menos disruptivas que tratan de cubrir una necesidad de la sociedad y de hacerse su propio hueco en el mercado. La tecnología ha abierto de par en par la ventana del emprendimiento. Existen infinidad de posibilidades y modelos de negocio vinculados a la economía digital; muchos totalmente nuevos, nativos digitales, y otros muchos evolucionados de un negocio tradicional, consiguiendo trascender los límites físicos gracias a Internet.

Poner en marcha tu propia empresa puede ser una salida profesional para aquellos que, por el motivo que sea, se han visto fuera del mercado laboral y con la necesidad de, como suele decirse, sacarse las castañas del fuego. Pero también existe un alto porcentaje de emprendedores que lo son por vocación, porque son innovadores, tienen inquietudes, buenas ideas y ganas de ofrecerlas al mundo.

Según los últimos datos del Informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) España 2020-2021, publicados el pasado mes de junio, la Tasa de Actividad Emprendedora de nuestro país se situaba en 2020 (recordemos: el año de la pandemia) en el 5,2%, casi un punto por debajo del año anterior. Esto quiere decir que de cada 100 personas, 5 habían puesto en marcha su propio negocio en los últimos tres años y medio. Situándose la media europea en 8 de cada 100, puede decirse que España es uno de los países con mayor actividad de emprendimiento. Y tal y como recoge el informe, han subido del 47% en 2019 al 72% en 2020 los que afirman haber creado su propia empresa ante la compleja situación del mercado laboral.

Pero cualquiera no está preparado de forma natural para ser emprendedor, y tampoco el camino para hacer triunfar una nueva empresa es sencillo. De hecho, aunque se manejan varias estadísticas, algunas apuntan que el 90% de las startups desaparecen antes de los cuatro años, y solo un 3% se convierten en grandes negocios. Es muy frecuente que el emprendedor esté expuesto a altos niveles de estrés, a un ritmo frenético y a sufrir mucha presión por el peso de la toma de decisiones. Sobre todo, cuando la empresa ha sido creada con grandes expectativas de escalar rápidamente, cuando el objetivo es dar un pelotazo y convertirse en un unicornio.

En el argot del emprendimiento, una empresa unicornio es una compañía  de base tecnológica que ha conseguido alcanzar un valor de 1.000 millones de dólares, a costa de cerrar cuantiosas rondas de inversión para crecer y escalar rápidamente. El término fue acuñado en 2013. Hoy, conocemos algunos unicornios irrefutables, como LinkedIn, Airbnb, Uber, Snapchat, y también españoles como Glovo, Idealista, Cabify, Wallapop o Jobandtalent. Pero otras muchas startups nacen con la ambición de llegar a serlo y nunca lo consiguen, con la consecuente sensación de fracaso y frustración, llegando incluso a desaparecer y, con ellas, todo el dinero y el esfuerzo invertido, y los consiguientes puestos de trabajo.

Para Koldo Ugarte, head of Business de Living Crowdland, “desde hace una década se ha vendido el éxito emprendedor con noticias de grandes rondas de inversión e inyección de millones de dólares en empresas de todo tipo, pero solo hay unas 400 empresas en el mundo a las que se puede clasificar como unicornios. Del resto, una gran cantidad se quedan en el camino. Llegar a ser unicornio es muy difícil de conseguir, y esto es algo que debe transmitirse de forma clara a los nuevos emprendedores para evitar frustraciones. Muchos inversores buscan empresas unicornio para conseguir un beneficio a corto plazo en la compra-venta de compañías, pero no todos los negocios están preparados para alcanzar esos objetivos de crecimiento”.

Living Crowdland está especializada en consultoría estratégica para la construcción de entornos digitales e identidad digital de las empresas. Pero también se consideran emprendedores, pues han lanzado al mercado sus propias startups basadas en plataformas tecnológicas (Share Your Board, para alquilar de tablas de surf, y Fresh Snow, que ofrece el parte de nieve más preciso para los amantes del esquí), que utilizan como laboratorio de ideas para testar las herramientas y estrategias que luego ofrecen a sus clientes.

Crecimiento sostenido

Frente a la filosofía unicornio, esta compañía defiende la filosofía cebra, una forma diferente de emprender más evolutiva y menos agresiva: “Las cebras perseguimos un crecimiento sostenido, con lo que la tensión que aplicamos a nuestros negocios es menor. También tenemos ambición, y necesitamos inversión externa para crecer, pero no como salvavidas de nuestras compañías. Probablemente nuestros negocios son también escalables, globales, pero preferimos ir poco a poco, ser más transparentes y realistas. Sabemos que quizá perdamos una oportunidad de obtener más beneficios en el corto plazo, pero queremos construir un negocio que perdure en el tiempo”, explica Koldo Ugarte.

Living Crowdland forma parte del movimiento Zebras Unite, creado en 2017, que está formado por una comunidad de emprendedores que huyen del modelo exponencial propio de los unicornios, y a cambio proponen un planteamiento de emprendimiento más “consciente”, que no solo mira hacia su propio beneficio, sino que también persigue un propósito. Para las empresas cebra no vale todo con tal de crecer; se prioriza la calidad del producto y del servicio ofrecido al cliente, y el cliente y su éxito son el objetivo principal, no conquistar al próximo inversor. Además, mantienen una filosofía colaborativa, de asociación, para sumar talento especializado y generar negocios conjuntos.

Koldo Ugarte está convencido de que la filosofía cebra, con todo lo que implica, puede aportar a la economía de un país mucho más valor que la estrategia del unicornio, pues reduce las posibilidades de fracaso, permite crear puestos de trabajo más estables y contribuye a crear una riqueza más sostenible.

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