C’s aún no ha llegado a los Gobiernos y ya se le acumulan las contradicciones, contradicciones que con toda seguridad le estallarán cuando gobierne. Que es lo que pasa con algunos discursos populistas como el que practica este partido con la corrupción. Con la corrupción de los demás.
Hace semanas que C’s exige con mucha indignación la dimisión de la senadora imputada del PP, Pilar Barreiro, para sentarse a negociar los presupuestos. Y, sin embargo, hoy mismo informa el diario Hoy que el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura rechaza el recuso de la diputada imputada de Ciudadanos María Victoria Domínguez por el caso Plasencia y que probablemente la procesará en breve. Y, sin embargo, no ha habido ninguna exigencia de dimisión por parte de Ciudadanos de su diputada imputada (en la fotografía).
No sólo eso, lo más llamativo, y lo más incoherente por parte de Ciudadanos, es que la propia dirección nacional de Ciudadanos, su Comité de Ética, concluyó en junio del año pasado que exculpaba a su diputada imputada porque lo suyo “no es corrupción” ya que sólo “se trataría de prevaricación administrativa” (¡¡¡) Verdaderamente asombroso.
En otras palabras, que es Ciudadanos y no los jueces quien decide qué es y que no es corrupción, y que Ciudadanos tiende a aplicar los principios de la regeneración moral a los demás.
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