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Los dos disparates judiciales de la semana

Edurne Uriarte el

 

El consenso ha sido general sobre el primer disparate judicial de la semana, el del juez Juan del Olmo y su argumento de que llamar “zorra” a una mujer no es un insulto. Todo el mundo ha clamado contra la sentencia de Del Olmo, y hoy El País  le dedica incluso un editorial llamado “Machismo judicial”. Con discrepancias diversas, de acuerdo en lo sustancial.

 

 Lo de Del Olmo podría resumirse desde el humor con esa divertida carta imaginaria al juez que circula en internet y en la que le piden ayuda para la tía Felicitas pues a Felicitas se le ha ocurrido soltar a un vecino “Que te den, cabrito” y el vecino le ha puesto una denuncia por no haber entendido el auténtico sentido de tal expresión que, al igual que lo de zorra, no significa lo que parece.

 

 El problema es que muy pocos han llamado la atención sobre el segundo disparate judicial de la semana y en el que la víctima ha sido un juez, el juez Serrano, de Sevilla, acusado nada menos que de prevaricación por haber alterado el régimen de visitas de un niño y prolongado la estancia con el padre durante 24 horas para que niño pudiera asistir a una procesión, tal como quería el menor pero no su madre.

 

 Al final, lo de Serrano ha quedado en nada porque, a última hora, el fiscal ha retirado todos los cargos. Pero lo grave aquí es que haya habido un fiscal sosteniendo tales cargos y pidiendo nada menos que 10 años de inhabilitación para Serrano. Y sin que casi nadie se haya escandalizado o haya llamado a esto peligroso feminismo judicial o cualquier cosa parecida. Y, por supuesto, y como es habitual en lo que a asesinos terroristas se refiere, mientras que el juez Serrano se sentaba en el banquillo de acusados por alterar el régimen de visitas de un niño en 24 horas, nadie ha acusado de nada ni ha pedido explicaciones al fiscal jefe del TSJ del País Vasco, Juan Calparsoro,  a pesar de su oferta de generosidad a los asesinos etarras. Lo que, más que un disparate judicial, es un escándalo democrático.

Feminismo
Edurne Uriarte el

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