Edurne Uriarte el 16 mar, 2010 Ha provocado gran escándalo entre mis compañeros de la tertulia de Protagonistas de Punto Radio dirigida por Félix Madero la expresión que da título a este post. No sé si por su vulgaridad o porque la haya utilizado yo misma a la que se me supone una dama, por supuesto, a la antigua usanza. Pero reto yo a ponerse finos, caballeros o damas, a la hora de describir esa sentencia del TSJ de Andalucía que ha confirmado, a su vez, una sentencia de un Juzgado de lo Social. Sentencia según la cual el ataque de violencia física y verbal que tuvo un trabajador cuando se le comunicó su despido no es causa suficiente para justificar dicho despido. Y es que la empresa había añadido a la primera causa, baja de rendimiento, la segunda, la del ataque violento contra el jefe. Pero ni así, despido improcedente, según el TSJA. Y aquí viene lo bueno, la prueba de fuego para seguir hablando como una dama, o como un caballero. Cuando uno lee que, según el TSJ, insultar a tu jefe, chocar tu cara con la suya, empujarle y derribarle y lanzar golpes de kárate al aire mientras te sujetan otros empleados, “no reviste la gravedad exigible para constituir causa de despido”. O que “hay que conectar las expresiones del trabajador con la situación en que se encontraba en ese momento”. O que “el hecho de que el trabajador intuyera que iba a ser despedido no justifica su comportamiento pero sí atenúa al menos su gravedad”. O sea, que si intuimos que nos van a despedir, o, por ejemplo, que nuestra pareja nos va a pedir el divorcio, el TSJA entenderá que hay un “contexto” y una “atenuante” para derribar a nuestra pareja, para golpearla en la cara, para insultarla, o para lanzarle patadas de kárate mientras nos sujetan los vecinos. Y donde pongo pareja, ponga cada uno lo que le parezca pertinente. Sentencias delirantes Comentarios Edurne Uriarte el 16 mar, 2010