Edurne Uriarte el 06 feb, 2011 Ahora que todo el mundo se apunta a apoyar la revolución democrática en Túnez y en Egipto, conviene recordar lo que decÃa la progresÃa americana y, por supuesto, la europea, sobre la idea neoconservadora de que Estados Unidos debe fomentar la democracia en el mundo. Uno de los órganos de esa progresÃa, Foreign Policy, publicó en septiembre de 2004 un número titulado Las ideas más peligrosas del mundo. Una de esas ideas peligrosas era, según el intelectual marxista Eric J. Hobsbawm, la pretensión de extender la democracia por el mundo. No sólo es quijotesco, es peligroso, escribÃa Hobsbawm.     Entonces , la progresÃa europea no sólo defendÃa la idea de Hobsbawm, sino que disparataba sobre los neocon mezclándolos una y otra vez con la extrema derecha, tal como lo sigue haciendo ahora. Fue uno de los grandes debates alrededor de la guerra de Irak y de Afganistán.   Pero la extrema derecha americana también alerta hoy de los peligros de la revolución democrática en los paÃses árabes. El lÃder radiofónico Glenn Beck, por ejemplo. O el otro lÃder de la comunicación, Rush Limbaugh, para quien el apoyo a Mubarak es lo más conveniente para los intereses americanos.  Los neoconservadores, sin embargo, dicen lo mismo que entonces. Estados Unidos debe fomentar la democracia en el mundo, ahora, en Egipto. Lo escribe William Kristol en la revista The Weekly Standard donde no sólo critica a Beck o a Limbaugh sino que, frente a los escépticos, recuerda las revoluciones democráticas que sà han triunfado.  Y, sobre todo, afirma: la idea de que la democracia fomenta el Islam radical es falsa; sea en Palestina, en Pakistán, en Arabia Saudà o en Egipto, son las dictaduras las que han promovido e instigado el radicalismo islámico. Neoconservadurismo Comentarios Edurne Uriarte el 06 feb, 2011