Edurne Uriarte el 19 mar, 2009 El sagrado derecho a la defensa que por supuesto tienen que tener hasta los tipos más nauseabundos del mundo como Josef Fritzl y Bernard Madoff presenta el problema para los demás mortales, y no digamos para sus víctimas, de obligarnos a soportar sus agresiones verbales. Que es lo que me parecen, en las bocas de estos impresentables, palabras como vergüenza y arrepentimiento. El primero, el secuestrador, violador y homicida, ha dicho que está avergonzado, y el segundo, el ladrón y estafador, que está arrepentido. O sea que Madoff llevaba cerca de veinte años, con sus días y noches correspondientes, robando y estafando a miles de personas, y tras veinte años de inconsciencia, descubre repentinamente el arrepentimiento, ahora que el juez está dispuesto a enviarle a prisión de por vida. No sin antes haber puesto a salvo de los estafados los millones que le quedaban, por si acaso le queda algún añito para disfrutarlos. Y el otro, que llevaba veinticuatro años, con sus días y noches correspondientes, secuestrando y violando a su hija, descubre también ahora, tras veinticuatro años de paz espiritual, la palabra vergüenza. Es lo que tiene el derecho a la defensa. Que los tipos nauseabundos como éstos la usan con el mismo desparpajo con el que secuestraron, violaron, estafaron y robaron. el mal Comentarios Edurne Uriarte el 19 mar, 2009