No hay líderes, periodistas o personajes públicos que lo reconozcan abiertamente, sería políticamente incorrecto, pero difícilmente un bofetón como el que le dio el repartidor a ese mentecato y acosador de nombre Granbomba recibirá más apoyo y solidaridad, incluso entusiasmo. Ese apoyo social al repartidor vejado es la buena noticia de un episodio lamentable, el de los insultos a un repartidor, y a otros muchas personas, destinados a la elaboración de vídeos para You Tube.
Un episodio que forma parte de un fenómeno preocupante, el de la proliferación de tipos como este youtuber que hacen de la agresión a los demás un medio para la popularidad en internet. Y con notables resultados, a juzgar por el enorme número de sus seguidores. Y a juzgar también por la propia reacción del acosador al episodio del bofetón, una denuncia por agresión contra su víctima y un nuevo intento de explotación del episodio en las redes sociales, con un discurso nauseabundo que refleja su indiferencia a cualquier principio moral.
No creo que juez alguno preste atención a la denuncia de este farsante, pero tampoco es seguro que el bofetón y la reacción mayoritaria de repudio contra el youtuber sirvan para la erradicación de sinvergüenzas como éste de las redes sociales. De momento, el acosador sigue dando entrevistas y mantiene la esperanza de que insultar a los demás continúe siendo un estupendo divertimento y fuente de popularidad en las redes sociales.
Al menos, el bofetón nos ha permitido conocer su cara, por si cualquiera de nosotros tiene la mala fortuna del repartidor y el sinvergüenza se nos presenta con su cámara oculta y sus insultos.
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