Me refiero a las trampas con el reglamento del Congreso aceptadas una y otra vez por todos los partidos políticos en el pasado y que han permitido formar grupo parlamentario a quien no debía hacerlo. Trampas que ahora hacen inevitable que Amaiur forme grupo. Seguramente, la mesa del Congreso le dirá que no en las próximas horas, pero el recurso que inmediatamente pondrá Amaiur tendrá una respuesta positiva. Sobre todo, por los precedentes, por las innumerables trampas que ahora legitiman la suya.
Añádase a lo anterior el desastre del Reglamento del Congreso. Lo analiza Mariano Calleja en su blog (“Amaiur en el Congreso”). Como bien dice Calleja, el reglamento del Congreso, además de ambiguo, es un desastre desde todo punto de vista.
Y no tiene razón UPyD en su indignación por la posibilidad de que le nieguen la formación de grupo, como a Amaiur. Tampoco cumple los requisitos y tampoco debería tener grupo propio, a no ser que decidamos dar categoría de cachondeo a las normas. Que se la hemos dado, ese es el problema. Por lo que UPyD también tendrá grupo propio, aliado con el partido de Álvarez Cascos, por cierto, lo que da una idea de hasta donde llegan los disparates con la manipulación del reglamento.
Sobre las responsabilidades para con la presencia de Amaiur en el Congreso, miremos al PSOE, a Zapatero, a su Gobierno y a los miembros afines del Constitucional. El problema está ahí, es de enorme calado, y no se arregla haciendo malabares ahora con el cachondeo del reglamento del Congreso
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