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Blogs Cosas del cerebro por Pilar Quijada

Las voces y relatos familiares ayudan a salir del coma

Las voces y relatos familiares ayudan a salir del coma
Theresa Pape, autora principal del estudio
Pilar Quijada el

¿Pueden oírnos las personas en estado de coma? Esta es una duda recurrente que una investigación publicada en la revista “Neurorehabilitation and Neural Repair” parece haber resuelto. Y la respuesta a la pregunta es “sí”, según los investigadores, que han observado que los pacientes en coma que escucharon historias familiares que forman parte de sus recuerdos, contadas por sus seres queridos cuatro veces al día durante seis semanas, mediante grabaciones que oían con auriculares, recuperaron la consciencia significativamente más rápido y tenía una mejor recuperación que los pacientes que no escuchan las historias.

“Creemos que escuchar esas historias en las voces de los hermanos, cónyuges o los padres ejercita en el cerebro los circuitos responsables de la memoria a largo plazo“, explica la investigadora principal, Theresa Pape. “Esa estimulación ayuda a desencadenar el primer destello de consciencia“. Como resultado, los pacientes en coma pueden despertar más fácilmente, ser más conscientes de su entorno y empezar a responder a las conversaciones y las indicaciones que se les dan. Ser más conscientes de su entorno significa que los pacientes pueden participar activamente en la terapia física, del habla y ocupacional, todas esenciales para su rehabilitación.”Es como salir de la anestesia”, señala Pape. “Es el primer paso en la recuperación de la plena consciencia.”

“Después del tratamiento llevado a cabo para el estudio, podía tocar en el hombro a los pacientes y me miraban. Algo que no ocurría antes del tratamiento”, señala Pape, que se guío para poner en marcha la investigación de lo que le contaban los familiares de personas en coma.

El coma es un estado de inconsciencia en el que el paciente no puede abrir los ojos. Los pacientes suelen pasar de un estado de coma a un estado de conciencia mínima o vegetativo, que pueden durar unas pocas semanas, meses o años.

El tratamiento con las voces familiares también beneficia a las familias, que se sienten impotentes cuando un ser querido está en coma. “Esta terapia les da una sensación de control sobre la recuperación del paciente y la oportunidad de ser parte del tratamiento”, resalta Pape

Uno de los pacientes que se recuperó fue  Godfrey Catanus, después de estar en coma tres meses. “Las historias que le contaba ayudaron a Godfrey a recuperarse del coma, y también me ayudaron a mí a sentir que podía hacer algo por él”, asegura su esposa. Godfrey recuerda haber oído la voz de Corin, su esposa, y de su hermano en las grabaciones durante ese tiempo. “Fue reconfortante pensar que estaban allí conmigo“, asegura Godfrey “Me ayudó dándole mi cerebro algo con lo que conectar“.

Cuando los pacientes como Godfrey Catanus escucharon la voz de un miembro de la familia pronunciando su nombre en voz alta o historias significativas como una boda familiar o un viaje especial, sus cerebros mostraron un aumento de la actividad neuronal en las regiones involucradas en la comprensión del lenguaje y la memoria a largo plazo que podía observarse en una resonancia magnética. “Eso significa que estaban usando esas regiones de sus cerebros”, aclara Pape.

Cómo se hizo

El estudio aleatorizado y con control de placebo, denominado FAST (Familiar auditivo sensorial Training) reclutó a 15 pacientes (12 hombres y tres mujeres) en estado vegetativo o de conciencia mínima con una medida de edad de 35 años, con lesiones causadas por accidentes de moto o automóvil, bombas o ataques. El tratamiento FAST comenzó en promedio unos 70 días después de la lesión.

Pape y sus colegas hicieron primero las pruebas de referencia para ver cómo respondían los pacientes a la información sensorial, como campanas y silbatos, y si seguían instrucciones para abrir sus ojos o si estaban suficientemente alerta para rastrear visualmente a alguien caminando por la habitación.  Una persona en un estado de mínima conciencia de vez en cuando puede seguir instrucciones. Con esto establecieron una línea base para evaluar si habían experimentado algún cambio tras el tratamiento.

Después de seis semanas de escuchar las historias grabadas, Pape repitió las pruebas de referencia anteriores en una resonancia magnética. La resonancia magnética mostró un cambio en el nivel de oxígeno, en respuesta a una voz desconocida. El nivel de oxígeno no cambió con la voz familiar. “Esto indicaba que la capacidad del paciente para procesar y entender lo que está escuchando era mucho mejor“, explica Pape. “Al inicio del estudio no prestaron atención a esa voz no familiar. Pero ahora estaban procesando lo que esa persona está diciendo”.

En otra prueba, los pacientes escucharon de nuevo una pequeña campana sonando como antes. Pero esta vez, respondieron menos a la campana, lo que indica que fueron más capaces de discriminar lo que es importante escuchar. “Las voces familiares contándoles historias entrañables una y otra vez habían ayudado a sus cerebros a prestar atención a la información importante en lugar de la campana”, destaca Pape. “Fueron capaces de filtrar lo que era relevante y lo que no lo era.”

El mayor avance en la recuperación se produjo en las dos primeras semanas del tratamiento, con pequeñas ganancias en las siguientes cuatro semanas. La grabación y reproducción de este tipo de historias es algo que todas las familias pueden hacer cuando un ser querido está en coma. Y es lógico pensar que la gente que esta en coma a consecuencia de un derrame cerebral también puede responder favorablemente al tratamiento, argumenta Pape.

Investigación
Pilar Quijada el

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