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La verdad sobre la «maldición Ramsey»: un gol una muerte

La verdad sobre la «maldición Ramsey»: un gol una muerte
Aaron Ramsey
Muñoz Gómez Fernando el
Aaron Ramsey / AFP

Vuelve a darse la fatal coincidencia y vuelve el bulo: Aaron Ramsey, jugador del Arsenal, mete un gol y a las pocas horas un personaje famoso muere. En esta ocasión ha sido el actor Alan Rickman el finado y las redes sociales no han tardado en recordar la ya conocida como «la maldición Ramsey».

La historia es curiosa y podría ser hasta divertida: es una forma «diferente» de criticar el escaso bagaje goleador de un jugador llamado a ser estrella mundial y que le cuesta dar el paso final–lastrado muchas veces por las recurrentes lesiones–. Es una forma más sutil y digna que los burdos reproches de algunos periodistas contra jugadores que se ven aquí. De esta manera parecería que Ramsey mete muchos menos goles que los que realmente logra, ya que sólo se remarca su última actuación cuando ocurre un fallecimiento. Sin embargo las estadísticas lo desmienten.

En su carrera, el jugador del Arsenal ha logrado más de 50 tantos. Cinco en lo que llevamos de temporada; pero los que se recuerdan son los menos, en torno a unos 15, que son los que le relacionan con las personalidades muertas.

Todo empezó con la muerte de Bin Laden, allá por mayo de 2011. Cinco meses después llegarían las de Steve Jobs y Gaddafi. El 11 de febrero de 2012, coincidiendo con su cuarto tanto en esas dos temporadas (2010-11 y 2011-2012), moría Whitney Houston. Cuatro goles, cuatro muertos. Pocos tantos para dos temporadas. Así, los medios sensacionalistas encontraron la forma de criticarlo a través de una correlación: un gol, un muerto. El trasfondo: 52 partidos en dos temporadas y sólo 4 goles para un joven llamado a liderar a su equipo.

Hasta ese momento todo coincidía. Después, en la 2013-14, Ramsey logró un salto de calidad en su faceta goleadora y sumó 10 tantos. Aquí ya la «maldición» se sostenía menos, y «sólo» pudieron endosarle cuatro muertes, incluyendo la de Paul Walker.  El accidente del actor supuso un terremoto en las redes sociales, lo que a la postre sirvió para recuperar la leyenda casi olvidada de Ramsey y exportarla fuera de las fronteras de la Premier League.

Pese a todo Ramsey seguía marcando y, muy de vez en cuando, sus tantos coincidían con muertes de famosos –Galeano, Robin Williams, Günter Grass– y con esa escasa frecuencia se retomaba la «maldición». Al igual que hoy, tras la muerte de Alan Rickman se ha recordado su último gol la pasada jornada. Pero ya la historia ha perdido fuerza, por mucho que se siga publicando: no es como en sus orígenes, donde sus goles sí coincidían.

Los números, las estadísticas, se pueden retorcer hasta dar con el patrón que se desee. Imaginemos a Cristiano Ronaldo (48 goles la última Liga) o Messi (43 goles). A alguien se le ocurriría, cada vez que marcan un gol (casi cada fin de semana) relacionarlo con un suceso (pongamos, por ejemplo, atentados en Irak, donde casi a diario suceden por desgracia). El propio intento de relacionarlo sería ridículo. Lo mismo ocurre con esta «maldición» que el propio Ramsey llegó a calificar de «rumor estúpido» cuando un periodista (que quizá compartía el adjetivo del rumor) se lo preguntó. «No me parece un asunto divertido», cerró la historia el futbolista.

 

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