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Los platillos volantes de los nazis y su supuesto viaje a la Luna

Los platillos volantes de los nazis y su supuesto viaje a la Luna
Escena de la película de ciencia ficción «Iron Sky»
Muñoz Gómez Fernando el

Hay leyendas urbanas que merecen un reconocimiento por el trabajo de «creación» que suponen. Un esfuerzo por crear historias –muchas veces disparatadas– que las hacen interesantes precisamente por las curiosidades que plantean. Una de ellas versa sobre los supuestos vuelos que los nazis realizaron hasta la Luna. Si exponemos la teoría tal y como muchos conspiranóicos la relatan, sería hasta creíble: el relato es entretenido, como una buena pieza de Ciencia Ficción. Pero claro, sigue siendo «ficción». Si la «troceamos» y escogemos algunos pasajes vemos que lo único que podemos hacer es reírnos si tenemos el nivel científico de un alumno de 6º de primaria. Por poner un ejemplo: «Werner Theisenberg, capitán de la Kriegsmarine, alunizó y comprobó que la Luna era un lugar habitable, con oxígeno y por donde se podía caminar con ropa de calle». Un despropósito.

Pero no nos quedemos en los detalles y desarrollemos esta teoría: El III Reich alemán, en plena Guerra Mundial, logró completar un programa espacial que puso a un capitán de la Kriegsmarine (la Marina de Guerra alemana) en la Luna. Sería el propio Werner Theisenberg el primero de los muchos nazis que habrían andado por la superficie lunar. La base de estos viajes tendría lugar en los increíbles (nunca mejor dicho) platillos volantes Haunebu. Estos aviones, según la leyenda, se comenzaron a construir a partir de 1940. Los datos del prototipo inicial son increíbles –velocidades de más de 2000 kilómetros por hora– pero es que los siguientes modelos los superaban. Unas potencias nunca vistas que se podían alcanzar gracias a unos supuestos motores antigravitatorios.

Lo mejor de la historia: los Haunebu se lanzaron desde las bases secretas nazis Nueva Suabia. Sí, desde la hipotética y misteriosa base que los acólitos de Hitler habrían construido en la Antártida y a la que muchos huyeron tras la caída de Berlín a manos de las fuerzas Aliadas. Desde esta base de Nueva Suabia, que enlaza con las teorías de la Tierra Hueca, se empezaría a forjar un nuevo Reich con el que dominar el mundo. Pero antes del mundo los Haunebu habrían de conquistar el espacio casi 30 años antes que los rusos. Resolución: Ni los nazis volvieron a dominar el mundo ni sus platillos volantes salieron de la Tierra. Y menos desde Nueva Suabia.

El despropósito sobre estas naves con motores antigravitatorios es tan mayúsculo que la leyenda dice que el modelo Haunebu III partió hasta Marte el 20 de abril de 1945. Una nave de 71 metros de diámetro (el diámetro de un avión comercial de fuselaje ancho está en torno a los 5-6 metros) que navegó por el espacio durante ocho meses hasta amerizar. Lo que chirría un poco de los blogs que cuentan estas historias es el «aire» heroico que le dan a los tripulantes nazis, ya que presuntamente sabían que la nave no tenía capacidad para retornar a la Tierra. Pese a todo, esta historia es tan fantástica (en la acepción de fantasía) que cuenta hasta con un presunto informe que dice cómo sucedió: «Tras zarpar el cohete navegó durante ocho meses y medio alcanzando la superficie de Marte, como estaba previsto, a mediados de enero de 1946.»

Pruebas que no prueban nada

La parte más divertida de la historia tiene que ver con las presuntas pruebas que aportan de este viaje a Marte . Entre ellas, las famosísimas imágenes de la NASA en la que se verían formas antropomórficas y restos de civilización. Se tratan, en realidad, de simple Pareidolia pero que entre tanto da lugar a un buen rato de diversión al ver cómo cogen las fotografías para buscar símbolos nazis. Entre las supuestas pruebas hay cascos alemanes, tanques fosilizados… Lo que demostraría que el aterrizaje en Marte fue «forzoso».

Por supuesto, las decenas de misiones Apolo y los viajes de los cosmonautas rusos serían una mentiras que los verdaderos «dueños del mundo» han elaborado para ocultar la verdad. Y la verdad es que la Luna es un lugar habitable en el que pasear en vaqueros y Marte un planeta donde la vida se abre paso. Siempre según las leyendas que creen que los nazis conquistaron el Espacio.

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Lo viajes espaciales nazi y su reflejo en el cine

Como siempre el cine ha hecho una versión de la historia. La película «Iron Ski» cuenta esta historia. La sinopsis reza así: «En 1945, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, los científicos alemanes más destacados del Tercer Reich bajo el mando de Hans Kammler realizan un importante descubrimiento en materia de antigravedad. Envían dos submarinos SS al Océano Antártico donde establecen un centro de investigación dedicado al estudio de los viajes espaciales. Desde este lugar, naves espaciales nazis son enviadas a la cara oculta de la Luna donde establecen una base militar denominada “Schwarze Sonne” (sol negro). Con el paso de los años, la base se convierte en residencia permanente para los nazis que logran escapar de la Tierra. Construyen una gran flota espacial e improvisan su propio armamento mientras estudian la evolución tecnológica de la Tierra, preparando su regreso.»

 

–Más información sobre curiosidades nazis en estos temas:

El misterio de la bomba atómica que quisieron fabricar los científicos nazis

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