¿Qué tienen en común Formspring, Foursquare y Chatroulette?. Curiosamente, además de ser aplicaciones de reciente aparición y gozar de gran éxito entre los internautas, su elemento principal, el motivo de su funcionamiento, es desvelar parte de la intimidad del usuario. De forma consentida, claro está. Es el propio usuario el que decide dar a conocer algún aspecto de su vida. Unos las consideran herramientas muy útiles, mientras que siembran las alarmas para otros. ¿Dónde se encuentran los lÃmites, si es que existen?. ¿Es realmente preocupante, sobre todo teniendo en cuenta que los menores de edad tienen acceso a dichas herramientas?.
DecÃamos que con las tres aplicaciones es posible compartir algún aspecto de nuestra intimidad. En el caso de Formspring, podemos desvelar toda nuestra existencia pues, en teorÃa, nos sometemos al interrogatorio indiscriminado. En Foursquare, lo que sacamos a la luz es nuestra ubicación fÃsica, el sitio exacto donde nos encontramos. Pero no se trata de dar a conocer solamente las coordenadas geográficas, sino el lugar (edificio, tienda, cine, biblioteca, bar, etc.) exacto, lo que conlleva información adicional sobre nosotros (qué leemos, qué comemos, qué bebemos, qué compramos, etc.). Y, finalmente, en Chatroulette, nos visualizamos mediante una webcam ante desconocidos, sin registro, de forma anónima y sin ningún tipo de control. Las tres aplicaciones son muy fáciles de utilizar (Chatroulotte es tan naÃf que recuerda los primeros tiempos de Internet). Eso es, indudablemente, una de las causas del triunfo.
Éxito y temor. Si bien es posible proporcionarlo todo, también es cierto que no es obligatorio y que cualquiera puede hacer uso de esas herramientas con el más lógico sentido común. ¿Cuál es el peligro?. ¿Por qué el pánico?.
Un ejemplo reciente es el revuelo causado con el sitio Please Rob Me. Utilizando las apis de Facebook, Twitter y Foursquare junto con la geolocalización, se proporciona un listado del lugar donde se encuentran sus usuarios. Pero, ¿es realmente tan peligroso descubrir información de ese estilo en una red social?. Sinceramente, no más que si se realiza en un entorno no virtual.
El enemigo no es solo el pederasta o el ladrón, como estamos acostumbrados a leer y escuchar. Lo verdaderamente preocupante es que nuestra información la posean empresas y el propio Estado. Las redes sociales son más bien redes de control social. Y como muy bien explica David de Ugarte, “no pongas en la red lo que no pondrÃas en una postal“. Asà de sencillo. La calle es igual de peligrosa que una red social. E igual que un niño aprende a mirar a ambos lados antes de cruzar o a no admitir caramelos de desconocidos, también debe aprender a utilizar apropiadamente las herramientas de su tiempo.
Las palabras de David de Ugarte son muy esclarecedoras: “La privacidad no es un problema entre usuarios. El mundo del análisis de redes sociales es un mundo de grandes escalas. A mayores y más centralizadas nubes de información, mejores resultados. Ni siquiera hace falta acceder a los contenidos, basta con los remites, con saber quién conecta con quién cuándo. Algo que hace tiempo saben los sistemas de inteligencia. El verdadero peligro para la privacidad es la centralización. En primer lugar la nacida de las regulaciones del estado y que se agrava cada dÃa más“.
Los apuntes de José F. Alcántara, autor del libro La sociedad de control, son también reveladores: “Hay que ser conscientes de que los publicistas y las aseguradoras (en el mejor de los casos) y el Estado usarán nuestros datos para controlarnos mejor“.
En defnitiva, a lo que hay que tener miedo es a una Red centralizada y no neutral. Eso es lo que lograrÃa que no podamos compartir fotos y vÃdeos, publicar blogs, geolocalizarnos, responder preguntas, tuitear o videochatear con desconocidos. Y eso, a mÃ, sà que me da pavor.
Origen de la imagen: bioxid
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