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Blogs Vendiendo Motos por Tomás González-Martín

Rossi avisa y el que avisa no es traidor

Tomás González-Martín el

Está feliz. Radiante. Ha soportado dos años de infierno. Rossi fichó con Ducati hace dos años porque Lorenzo le ganó el Mundial 2010 con una moto, la Yamaha, creada por él mismo. No podía soportar la derrota. Y Lin Jarvis le dijo que cobraría menos millones en la casa japonesa, diez en vez de doce, porque había que pagar ocho millones al campeón español. Se marchó. Firmó por la escudería italiana. Hizo patria. Ganó 14 millones anuales. Y fracasó. La máquina era un desastre al lado de las niponas. Ha vuelto a Yamaha con un contrato menor, nueve millones en cada una de las dos campañas firmadas, y está contento. La moto es la misma que él conoce. Se entrenó en Cheste y le gustó. Rodó en Motorland Aragón un poquito y fue rotundo. “Estoy adaptado ya, es como si no me hubiera ido nunca de Yamaha”. Su afirmación tiene dos reconocimientos. Primero, que posee todas las condiciones para luchar contra Lorenzo, Pedrosa y Márquez sin quejarse por falta de mecánicos. Segundo, que cuando Valentino habla así es porque ha recuperado la confianza en sí mismo. Hace un mes iba de modesto, diciendo que nunca podrá competir por el título con Jorge, que ya es mayor. Ahora mantiene esa idea para quitarse presión, pero él nota que tiene moto para pelear por la corona y las victorias. Rossi ha vuelto. Lo dice él. No hay que decir.

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